VAMOS A COMPETIR
El Concurso es de Carnaval pero el Carnaval no es del Concurso. El COAC no es más que una parte (por desgracia, cada vez más relevante) de una fiesta de dimensiones tremendas que también incluye carruseles de coros, pregones, degustaciones, festivales, botellonas y un sinfín de cosas más. El Carnaval es libertad, este Concurso no. Lo que hace, por necesidad para no caer en la locura, es establecer límites, fronteras, con mil y una reglas que puedan acotar de alguna forma todo ese maremágnum creativo para establecerlo dentro de un orden. Es el principio y el fin de su existencia, ya que el reparto de premios no consiste más que en ‘ordenar’ con números la creatividad de cada uno, con la subjetividad que ello implica. Resulta ingenuo, en el mejor de los casos, aceptar unas reglas y luego criticarlas o intentar pervertirlas. Es lo que hay, insisto por desgracia (pues se pone un coto excesivo a la imaginación), y los márgenes son muy cerrados.
Como alternativa, la calle. Aquí no hay reglas, ni límites, nadie te puntúa, ni te critican en la prensa, ni te dan cajonazos, ni te tienes que estudiar una enciclopedia de normas, ni te llevas sofocones. Pero ahí no «se va a competir», que lamentablemente es la frase de moda en el mundillo del Carnaval. Si vas a competir, prepárate. Y mira las normas.