SON DE CÁDIZ EN MADRID
Como en Cádiz, sucedió que los buenos momentos parece que salen sin pensar, sin programar, de casualidad, por un sentido de la improvisación afortunada que pasa de una generación a la siguiente. Y todo sale bien por el simple hecho de no avisar y no repetirlo de la misma forma que ayer o el año pasado. (Cosas de Cadi-Cadi).
Es verdad que se encontraron ya con la papeleta en la misma puerta; de acuerdo, pero llevar nuestras calles con su son, como son, hasta el mismo Madrid no es tarea fácil ni siquiera por puro repentismo.
Todos los elementos se pusieron de acuerdo, sin que hubieran quedado, para la novedad improvisada del evento inesperado. No estaba preparado, pero ellos, la calle y el público auténtico sí que lo estaba. Todo era importante, menos el frío, que quiso estar dando calor al ambiente.El frío.
Y La Castellana, a pesar de todas las distancias, de la climatología y los cambios de acento, como si se disfrazara en un momento, de repente se hizo La Viña.
El Canijo con sus gentes disfrutaron como niños malos con la travesura, repartieron entre todos el son de Cádiz y consiguieron disfrazar de callejones toda la longitud de la enorme avenida.
Esto es Cádiz.