«Pa» religión, la nuestra
La chirigota es la gracia, la comparsa es diferente, el cuarteto es la ironía…» Así decía parte del estribillo de la chirigota ‘Tampax Goyescas’, obra de José Guerrero Roldán ‘Yuyu’, afamado autor de la modalidad que renunció a continuar con su legado chirigotero desde el año 2010 hasta el momento.
En esto del Carnaval, no hay unos cánones establecidos sobre lo que debe ofrecer cada agrupación en la temática de sus composiciones. Nada más alejado de estar sujeto a un reglamento con unas características determinadas dentro de cada modalidad.
Para los más puristas de la fiesta, esto vas más allá de un determinado formato. Sus detracciones recalan en el contenido de las piezas que interpretan las agrupaciones según la modalidad a la que pertenezca ¡Cada uno a lo suyo!
Y es que la chirigota se está acomparsando, señoras y señores. Pasodobles de pellizco lacrimógeno y de vellito de punta sustituyen la ironía del ‘Selu’ o la genialidad del propio ‘Yuyu’ en sus letras. Ya no se le canta a la rebelión de los embutidos en un supermercado, es más efectista levantar al teatro con una letra al calvario de una familia acuciada por las deudas ¿Cuestión de moda o de gustos? ¿Qué está cambiando? No seré yo quien juzgue a un autor a la hora de plasmar su sentimiento sobre el papel. Y lo dice uno al que también le gusta la emotividad de un pasodoble del ‘Canijo’, ojo.
Pero la esencia de la chirigota se encuentra en su carácter desenfadado y desvergonzado. El estilo chancero que hace de la modalidad de la gracia un estilo propio. ¿Será que los tiempos cambian o que es más fácil pasar de la risa al llanto? En los últimos años la modalidad ha decrecido en número de agrupaciones mientras las comparsas aumentan exponencialmente. ¿Tendrá algo que ver?
Sea como sea, hay quien echa de menos reír a carcajadas en un pasodoble y quien prefiere emocionarse a ritmo de tres por cuatro. El problema es que la chirigota castiza sea relegada por un estilo que desvirtúe lo que siempre ha sido una auténtica chirigota de Cádiz, incluso habrá quien cante con bigote. De verdad ‘Qué corgaera…’.