Un tal Jose
Se llama Jose y le dicen 'el canario' porque tiene orígenes de esa tierra o algo así he oído
Se llama Jose y le dicen ‘el canario’ porque tiene orígenes de esa tierra o algo así he oído. Es cocinero en la Venta de El Gamo que está en el polígono de La Palmosa en Alcalá de los Gazules. En esta localidad reside con su mujer y familia. A pesar de tener horario de camarero, para mí, una de las profesiones más sacrificadas y menos compatibles con la vida en general, saca tiempo de debajo de las piedras para dos de sus grandes aficiones: el carnaval y la Semana Santa.
Es un tipo peculiar, sensible, artista, auténtico, de estas personas que ponen el alma en todo lo que hacen.
Y como toca hablar de carnaval os contaré que Jose, ‘el canario’, es un gran carnavalero y como otros en el pueblo, dedica durante todo el año, tiempo y dinero a prepararse para esta fiesta.
Jose es autor. Habitualmente escribe para una comparsa de mujeres de Cádiz, procura ir dos veces en semana a los ensayos. Después de sus sacrificadas jornadas laborales coge su coche y “se planta en Cádiz”, por puro amor al carnaval. Además, escribe también para otra comparsa del pueblo, en la que sale con sus amigos, un gran grupo de aficionados al carnaval, aficionados de corazón.
Estoy hablando de un tal Jose, pero podría ser de un tal José Mari, ‘el piojo’, o de un tal Víctor, ‘el petete’, de un tal Jesús, ‘el rubio’, de Simón, de Juanlu, de Domingo Ruíz … así podríamos seguir tres días. Gente humilde, que no aspira a ganar ni un solo euro de la fiesta, más bien al contrario o mejor dicho, todo lo contrario. Gente que en la provincia de Cádiz trabaja por y para que el carnaval brille en sus pueblos y aspiran a vivir su momento de gloria en las tablas de un teatro, en la calle, con los comentarios de la gente, con una reacción después de esa copla, algún año que otro en el Falla y donde se tercie.
Y todo, nunca mejor dicho, “por amor al arte”, por el mero placer de disfrutar del carnaval. Mínimo cuatro meses de ensayos para poco más de tres días de fiesta. Abren sus billeteras para pagar sus disfraces y se vuelven a pintar los coloretes y la sonrisa en el alma, año tras año. Carnavaleros de corazón. No ganan premios, dinero ni reconocimientos pero sin ellos, el carnaval de Alcalá, de Benalup, de Medina, de Vejer, de Barbate … no existiría, porque más allá de la agrupación puntera y famosa que pueda traer el Ayuntamiento para amenizar la fiesta, están ellos, dejándose sus gargantas los tres días de fiesta en la carpa, en cada bar, en cada calle del pueblo, cantando las letras que con tanto mimo han ensayado y ha escrito Jose.
Domingo de Carnaval en el paseo de la playa de Alcalá. No ha acabado la fiesta, aún quedan algunas horas de diversión y el esperado pasacalles de adultos, donde por supuesto también intervienen para divertir a los vecinos de Alcalá. Jose me mira y dice: «Ya tengo pensada la idea para el año que viene, te va a encantar, ya lo verás»… Yo sonrío y no respondo pero pienso: «Carnavaleros de corazón»