Sin banderas ni uniformes en el Falla

Sobre las tablas del teatro no se habla de la labor de los militares gaditanos

«Qué nervioso estoy Dios mío, hoy tengo que jurar bandera en el cuartillo del Falla donde mi padre ya lo hiciera», así comenzaba en 1996 la presentación de la comparsa ‘La trinchera’ de Antonio Martínez Ares. Unos soldados del “batallón del colorete” dispuestos a defender Cádiz y cuya Salve Marinera era ‘El Vaporcito’.
Recordando a estos ‘militares’ he pensado en otros, los componentes de las Fuerzas Armadas. Esos que, desde las bases gaditanas, se marchan de sus casas para desplegar en en el mar Mediterráneo, el océano Índico o Malí. Seis meses, con suerte, sólo cuatro, lejos del hogar, hablando con los seres queridos por WhatsApp, viendo crecer a sus hijos por videoconferencia. ¿Cuántos de ellos serán aficionados al Carnaval? Probablemente muchos. Incluso quizá, alguno de ellos, forme parte de una agrupación y durante febrero cambie el uniforme azul, verde o mimetizado por el disfraz de su comparsa o chirigota.
Y, haciendo memoria, corrrijánme si me equivoco, creo que ni un solo pasodoble, copla o tango (más allá de aquel ‘Buque Escuela’ de Julio Pardo del que hablé hace unos días) hacen mención a su trabajo, a esa labor callada y silenciosa. En la provincia de Cádiz hay casi 10.000 militares y, cada año, unos 1.000 despliegan fuera de nuestras fronteras. Pero parece que su labor no puede ser reflejada sobre las tablas del Falla.
No puede o no quiere, me dirá usted. Que por supuesto esto es Cadi y aquí cada uno trata en sus letras de Carnaval de lo que le da la gana. Faltaría más. Pero dejo una pregunta, ¿quizá es que decir en el Falla que hombres y mujeres gaditanos con la bandera rojigualda en el hombro defienden a España y a los españoles más allá de nuestras fronteras es ‘políticamente incorrecto’ en el templo de ladrillos coloraos?