Se fue Ozé
No podemos esperar que el Concurso se mantenga en un formol constante durante años, la clave deber ser mantener la esencia
La gasolina se me acaba. No sé si apuraré más la reserva o el motor se quedará para dormir la siesta. La cuestión es que se acaba el viaje de este Concurso que, con alegrías y disgustos, pone el broche esta noche con una final extensa. En esta parada no haré análisis sobre lo que fue o lo que pudo haber sido; sobre si los niños encontraron su nombre o si la ‘chelevolución’ ha perdido; solo ahondaré en cómo entiendo lo que ha acontecido. Fácil de explicar, difícil de entender. Estamos asistiendo a un cambio evolutivo.
Una era de hielo o un Big Bang que torna el ciclo, incluso el sentido. Cantaba el ‘father’ de la comparsa aquello de “cambian los tiempos, cambian las modas, pero la noria girando va”. No se detiene, no. Autores que se van marchando, algunos por la puerta grande, otros por la de atrás. Grupos que dicen adiós en las tablas y, salvo en homenajes, ya no volverán más. Quién no lloró como todos con la hermosa despedida de una chirigota, que es un cachito de nuestra infancia, de nuestra adolescencia, abarcando un amplio abanico generacional. Y se van porque se les acaba sus formas y maneras, no solo las fuerzas. Chiquito de la Calzada hoy día se quedaría cantando flamenco y Arévalo estaría en la cárcel demandado por una asociación pro derecho de gangosos.
Pero esto es la evolución, o involución, o simplemente el camino que debe seguir el humor. Si no nos gustan los peinados de hace diez o quince años, si no nos identificamos con las formas y maneras de tiempo atrás, cómo nos vamos a reír con los mismos cuplés de siempre. Martes y 13 nos provoca nostalgia, Cruz y Raya mutó y ni nos acordamos de La Trinca. En definitiva, que esto no es lo que era, porque no puede ser lo que llegó a ser. Cambiamos y recambiamos.
No podemos esperar que el Concurso se mantenga en un formol constante durante años. La clave deber ser mantener la esencia, conservar lo genuino e imprimir de calidad el asunto que hace que este Concurso sea único. Que nadie se extrañe si leemos tiroriros varios con gente que dice adiós, que se va, que no vuelve o que no quiere volver. Es lo más normal, como la vida misma, dar un paso atrás y que pase el siguiente para que la vida siga.
Eso sí, mejor decir adiós como se merece cada ocasión y si un autor se desahoga en pleno escenario, con miles de espectadores a diario, cargando contra radios y diarios, habrá que pensar que lo mismo hemos hecho algo malo. Y al del Ozé, que ya sabemos que no estuvo bien, también hay que saber disculparlo porque es parte de esta historia y ha hecho mucho por la chirigota durante su extensa trayectoria. A los que se quedan, a disfrutar que esto se acaba y para el próximo Concurso ya se ha puesto el contador marcha atrás.