Cuidemos a los que cuidan de que disfrutemos

Agentes de la Policía Nacional, de la Policía Local, bomberos, emergencias sanitarias, protección civil y demás profesionales que en esas semanas en las que otros disfrutan, a ellos les toca trabajar a destajo para que la fiesta siga

Muchas veces no somos conscientes de los riesgos que existen cuando en un espacio fijo, concreto, localizado se reúnen tantas y tantas personas. Por el motivo que sea. No recaemos en los peligros que hay. Hasta que estos llegan y entonces nos echamos las manos a la cabeza. En estos días, tanto de Concurso, como, sobre todo cuando la fiesta del Carnaval abandone el Gran Teatro y salte como cada año a la calle, miles y miles de amantes de las coplas abarrotarán toda la ciudad. Y ahí estarán ellos.

Agentes de la Policía Nacional, de la Policía Local, bomberos, emergencias sanitarias, protección civil y demás profesionales que en esas semanas en las que otros disfrutan, a ellos les toca trabajar a destajo para que la fiesta siga y no haya que lamentar ninguna desgracia. La atención que ponen a lo que hacen es máxima. El control, fundamental. Poco o nada se deja a la improvisación. Se montan dispositivos especiales que intentan ‘molestar’ lo menos posible.

Por eso, por nuestra propia seguridad y por la de todos, es necesario, e incluso exigido, que se colabore. El Carnaval es una de esas fechas en las que el ciudadano debe de ser más ciudadano que nunca. Demostrar que es capaz de pertenecer a un todo, a una comunidad, y divertirse sin molestar al de al lado cumpliendo con el civismo de una forma completamente escrupulosa. Esto no significa que se tenga que renunciar a la libertad de uno mismo sino que esa condición se manifieste de manera responsable para que todo vaya a una y no a contracorriente poniendo nada más que trabas y problemas al bien común.

Así, las cosas serán seguramente más fáciles. No hay que ser agoreros pero sí realistas. Cuando se conoce el peligro, cuando se le teme, es cuando se pueden poner prevendas y dar soluciones. Por eso no hay que olvidar que este país y toda Europa se encuentra en un nivel de alerta antiterrorista importante. Tampoco se puede pasar por alto que el alcohol puede matarte a ti y a otros en la carretera. Y que el desfase absoluto, aunque sea por una noche, puede salirte muy caro. Para siempre.