Cádiz, el poder de la doble C
El Carnaval, el Cádiz CF y la Semana Santa es el tridente que todo lo mueve en Cádiz
Como esa baldosa de casa que al pisarla se mueve y nunca la arreglamos hemos normalizado que está ahí, está así y no vamos a cambiarla aunque nos moleste. Algo parecido le sucede a la ciudad de Cádiz con el poder de la doble C y la doble S: el Carnaval, el Cádiz y la Semana Santa. El tridente que todo lo mueve. Y conmueve. Que digo yo que está muy bien tener hobbies, devociones y pasiones, faltaría más. Patrimonio cultural ‘aliñao’ con acervo popular. Vale. Otra cosa bien distinta es que una ciudad con un potencial de crecimiento importante -en muchos sentidos menos físico- siga encorsetada por los designios de esa triple entente disfrazada de imaginario emocional de la gaditanía. Un falacia que toma la parte por el todo.
Una imagen que criticamos y también cultivamos los propios gaditanos. No lo digo yo -que también- lo demuestran las conversaciones de bar, auténticos escenarios sociológicos que dan para reírse de las encuestas de Tezanos. Voy más allá, lo dice el Plan de actuación de Servicios Sociales que ha elaborado el equipo de Gobierno de nuestra ciudad, un documento llamado a decirnos dónde estamos, cómo estamos, qué queremos, adónde vamos y pinta de amarillo las baldosas de Dorothy sin ser esto Oz.
Este informe, que recoge más entrevistas a usuarios y trabajadores de Servicios Sociales que días tiene este COAC, habla de los gaditanos y de cómo nos percibimos y valoramos. A ver si os suena. Somos conformistas “en exceso”, “costumbristas” (nada que ver con Larra, como el colesterol, nuestro costumbrismo es del malo), la economía sumergida y la picaresca la asociamos a algo positivo y también resalta que vivimos “centrados en los eventos lúdicos de la ciudad”.
Booooomba. Ni es nada nuevo ni hacemos nada para cambiarlo. Pero hay más: “El gaditano es que nos conformamos con todo, nada más que queremos carnavales en lugar de salir todos para luchar”. Un gaditano dixit. Podemos seguir puliendo perlas de este informe oficial, perlas que nos escuece y que tratamos de ocultar bajo una pátina de incredulidad impostada o señalando a traición a algunos barrios o al chancletismo ilustrado.
Las administraciones tampoco hacen nada por revertir esa situación. Al revés, la alimenta como un vending de voluntades o simpatías. Está prohibido meter la pata (mucho) en alguno de esos campos. Eso es casi preceptivo en la política que nos envuelve, desde Cortadura a la Viña. Con el Carnaval no se juega. Ni con el fútbol (esto es planetario) ni con la Semana Santa. Hay que protegerlo y cuidarlo pero no a costa de hipotecar otras cuestiones más importantes para nuestro futuro empezando por la pérdida de la propia esencia y cultura popular.
De verdad, hay vida más allá de la doble C, sólo hay que cruzar la línea. Y las Puertas de Tierra. Por Cádiz y la humanidad.