Vera Luque: No hay derecho

Cuando lea estas líneas, José Antonio Vera Luque ya conocerá la sentencia de este año. Hasta ahora, ha venido padeciendo una clara cadena perpetua, la de no llegar a la final del concurso de agrupaciones del Gran Teatro Falla. Debutó como autor, con el siglo: ‘Los revolucionarios’ de 2000 no pasaron de preliminares. Fue semifinalista con ‘Los cristovive’, ‘Los machomen’, ‘La Hermandad Omega’ o ‘Los Mostru’. Con ‘Cumpleaños infeliz S.A.’ logró un segundo accésit en 2005. Los suyos volvieron a ser semifinalistas con ‘Tarzán, la leyenda del hombre mono’ y con ‘Esto conmigo no pasaba’. Al quedarse en cuartos de final con ‘Los jesusitos de mi vida’, Vera Luque era un niño al que le volvían a quitar el caramelo de los labios. El pasado año, volvió a las semifinales con ‘Los mákinas’ y volvió a pensar en retirarse. O en sacar una comparsa. Pero ya en abril tenía decidido que no tiraría la toalla ni colgaría los guantes: ‘Los que van por derecho’ pueden ganar, esta vez, ese caso perdido.
Ya lo sabrá la afición y Vera Luque a estas horas. Aunque él, como dice uno de sus pasodobles, sólo reconozca al jurado popular. Y lo cierto es que arrastra mucha afición a sus espaldas, quizá porque al contrario que en las sociedades anglosajonas, Cádiz muera con los perdedores, aunque le baile el agua a los ganadores.
No hay derecho: plusmarquista de los cajonazos, quizá en este momento sienta que por fin se le ha hecho justicia. O como en años anteriores, acaricie la posibilidad de hacerse ilegal y convertirse en forajido, como si fuera un lute resucitado.
No sería la primera vez que cambiase de modalidad o de escenario, entre el teatro y la calle, con el corazón partío de un autor que fue el primero en tributarle a Javier Ruibal el homenaje que el Carnaval le debía, mucho antes de nombrarle pregonero. Ya no cabalgan juntos El Batidora, Selu Piulestán o Chouza, con quienes compartió cuarteto.
Carne de calle y de carpa, autocrítico hasta la medula , no desatiende los impulsos, quizá porque sea más emocional que intelectual. Y quizá por ello no le haya temblado el pulso de lo políticamente correcto al escribir uno de los pasodobles más controvertidos de este año y que comienza como si fuera un artículo de Fernando Santiago: “De una cercana galaxia/nos llega una chirigota,/personajes de farándula,/con afan de dar la nota./Son acusados de utilizar,/en este viejo concurso,/su famoseo y popularidad/como recurso./Asi es el Carnaval,/fiesta de la libertad/cada cual que haga/lo que le de la gana./Qué más da que el Carnaval/lo terminen de quemar/como un día se quemó las sevillanas./Yo los declaro como inocentes,/pero que escuchen atentamente./Que ser chirigotero no es un capricho,/ni un grupo rociero con caja y bombo./Que es vender loteria pa pagarse un tipo,/que es ensayar en un cuarto/rodeado de escombros./Cantar un premio de juveniles/en la escalerilla,/que el Falla este vacío en cada actuación,/que te de de lado la television./Entonces amigo mío,/tu comprometido, artista y compañero,/ cuando llegues a Sevilla/dí que maravilla, soy chirigotero”. Iba por los ‘Pre-paraos’, claro. Si los chirigoteros gaditanos no han pasado a la final, Vera Luque puede consolarse hoy con la promesa de César Cadaval de convidarle en su caseta de la Feria de Sevilla. Aunque, como añadió, quizá no les dejen entrar a ninguno de los dos.