Un concurso inmovilista, no apto para los jóvenes
No era otra que la comparsa El lavaero, original de Tino Tovar y
que causó una enorme sensación en la categoría. Más que una enorme
sensación fue un auténtico terremoto porque barrieron a todo el que se
puso por delante. Su autor fue osado y decidió dar el salto a adultos
en la edición de 1996. Y la experiencia no pudo resultar más
gratificante. En aquella ocasión se presentaron con Los callejeros y
fue una de las sorpresas del concurso. Tanto es así que si no se
hubiesen equivocado en los cuplés en semifinales hasta podríamos estar
hablando de una posible clasificación para la Gran Final. Aún quedan en
la memoria el dolor que causó entre aquellos casi imberbes el error,
pero la naturalidad con la que lo afrontaron con posterioridad resultó
digna de todos los elogios. Fue un hito para el certamen. Después
llegaron La botica o El cielo de Cádiz, hasta conseguir el primer
premio en el 2000 con Los del año catapúm. Ahora son trasnochadores.Aquella misma edición un nuevo grupo llegado de la cantera comenzaba a hacerse fuerte. Se llamaba A sotavento y aterrizó con impronta de la mano de Pecci Piniella y Romero Lobón. Luego fueron Por satanas, pero a los autores se les terminó perdiendo el rastro. Un ejemplo similar fue el de Juguetes, la comparsa de Jesús Monje que tan buenas sensaciones dejó en el concurso de 2001, pero que luego tampoco logró cotas mayores. Bien es cierto que siguieron acudiendo al certamen, pero con una suerte muy desigual. De hecho, Monje ha comparecido este año con un grupo en el que compartía autoría con Pepe Mata y su paso por la clasificatoria ha sido más que discreto. Sólo Luis Rivero y su gente lograron romper esa dinámica y se alzaban de calle con el primer premio en 2003 con Guadalupe.
En el apartado de coros los ejemplos son todavía menores en el transcurso de estos últimos quince años. Quizás el único que merece destacarse por encima de los demás sea el protagonizado por Francisco Martínez y Eduardo Toledano, sobre todo, los años de De tapaillo o La leva. Menos relevancia tuvo el coro de José Antonio Flores Pérez, heredero en gran medida del coro infantil que salía en la década de los 80 y que en una ocasión logró superar la primera fase. Pero también se perdió y sus componentes están repartidos por otros grupos. Incluso el propio José Antonio forma parte de la orquesta del coro a pie.
En chirigotas basta con echar un vistazo a las favoritas de todos los años, las que están en las quinielas, para comprobar que son grupos muy asentados. Quizás la que más destaca por su juventud sea la del Canijo.
Mientras en cuartetos, el ejemplo del Gago quizás sea el más ilustrativo de gente que viniendo de abajo ha logrado hacerse un hueco. Curioso lo de esta modalidad que mete a más finalistas en juniors que en adultos.