Un concurso de coplas que va perdiendo interés

Cuando faltan pocas horas para que las coplas dejen de sonar en la casa de los ladrillos coloraos, ya se pueden hacer los primeros balances sobre el presente certamen en lo que se refiere a su desarrollo, independientemente de lo que podamos ver y disfrutar esta noche a partir de las nueve. Una cosa parece clara. Desde hace dos años se ha ganado y mucho con la división de la segunda fase en cuartos de final y semifinal. Esto convierte a la tercera fase en más apasionante si cabe con los mejores cantando los mejores repertorios. Sin embargo para llegar hasta ahí ha habido que soportar verdaderos tostones realmente insoportables.

Está claro que se gana con los cuartos de final, pero al haber un número tan alto de inscritos y un porcentaje igualmente elevado de clasificados para la segunda fase, ésta termina acogiendo a un sinfín de agrupaciones que no tienen una calidad mínima para estar presente en la misma. Siempre he pensado, sobre todo en las tres modalidades importantes, que para llegar a los 180 puntos hay que sumar demasiados méritos. Pero no sólo hay demasiados grupos que lo sobrepasan, sino que algunos que se han quedado fuera llegan a esa cantidad. Ahí es donde estriba la gran carencia de un concurso que va perdiendo interés para los aficionados.