Semana de Pasión

El lunes hicimos un homenaje al perro de la residencia, al Canelo, porque quisimos cantar a toda costa  en la escalerilla de Correos. Eso es un mito. Allí no se puede cantar. Está tomado por los hippies, que cada día se parecen más a la comparsa de Coñones, ya que solamente cantan cosas de muertos: que si Bob Marley, que si Jimi Hendrix, que si John Lennon. Eso, si, muy hippones pero con un amplificador a toda pastilla. Hay que olvidarse de los sitios masificados. Hemos cantado muy a gusto en una casapuerta en Cardenal Zapata y en la escalerilla de la iglesia de San Lorenzo.,
    Si tenemos que quedarnos con lo peor fue sin duda el martes en la Viña,  cuando cantamos justo después de la ilegal del Mato. ¿El Chico? No, el Grosso. La calle Trinidad estaba empetada. El público expectante. Venga Peri, vamos a darle, que éstos nos lo han dejado calentito. Después de interpretar  el segundo cuplé fue como si nos hubieran abducido los marcianos porque nos quedamos completamente solos. La gente huyó despavorida. Se hizo el silencio y me acordé de Simon y Garfunkel: papeles revoloteando por el suelo, el viento ululando, el cri-crí de un grillo  y poco más. Nos miramos y,  sin mediar palabra, nos fuimos cada uno para su casa. Pero como no hay mal que por bien no venga, José Luís, el dueño del Hostígame Ibáñez -que observaba a unos metros la escena-   nos ha  contratado toda la semana  para que vayamos a eso de las tres de la mañana a su bar y cantemos un par de cuplés para que se vayan los más jartibles y así poder cerrar. Es humillante, pero nos paga bien.
El miércoles fue un día de categoría. Fuimos al Amoscuchá que organiza LA VOZ y la gente del Pópulo. Grande, grande, grande.  La camaradería con las otras ilegales fue  estupenda. Todos te dan consejos y aquí nadie va de divo. Cantamos muy a gusto con la chirigota del Mato chico. Nos comentó que otro año tenemos que empezar antes, porque se nos notaba mucho la «ene» de novatos, pero que ellos también tuvieron su primera vez. Nos intercambiamos libretos y soy el primero en mirar las letras con sana envidia. Estoy aprendiendo un montón de trucos para el año que viene.
También nos reímos mucho cuando cantando el cuplé del «sastre que le toma las medidas a la piba» una vieja de 80 años,  sin venir a cuento,  le pegó  una sonora bofetada al Chollo.  Él jura por Mágico González que no le metió mano. Nosotros le creemos. La vieja, no sé. Lo increíble es que  el cachetazo sonó con tanta musicalidad que a partir de entonces Peri se lo repite  en el mismo corte. Eso si, mucho más flojito, donde va a parar. Al siguiente cuplé siempre hay algún espontáneo que se anima a darle. El día de la guantá se ha quedado para la posteridad como el miércoles del cenizo.
En la calle están  gustando mucho el de  Baldasano,  «que trajo de pregonero del Trofeo  a Bertín  Osborne y el nota no sabía de fútbol ni cómo se tira un corne». O el que le hicimos a la selección española de baloncesto «que perdió la final en un segundo funesto».  El final es buenísimo: «Sacan de banda para Gasol, amaga y hace un recorte,  apunta,  tira y goooluyyyy, que pena, pisha, pegó en el poste». Cogedlo ahí. Es de baloncesto y terminamos como siempre hablando de fútbol. Original, ¿no? El doble sentido gaditano. Con el de medida, el del David Meca, no se ríe nadie. El Largo se dedica luego a explicar la gracia del cuplé, cosa que no nos hace mucha ídem.
También lo pasamos en grande la noche del viernes, que nos quedamos hasta las tantas Noni, el Largo, Rakel y yo. Con dos palos nos atrevimos a cantar acuartetados todo el repertorio y un matrimonio de Logroño nos convidó a media limeta y un cartuchito de pescaito del freidor. Echamos un buen ratito con ellos.
Hoy ya estábamos destrozados, pero teníamos que salir como fuera. Al final se nos notaba algo tristones porque esto se acaba. Hemos ido todos juntos a ver los cohetes y los fuegos artificiales. Desde la azotea de casa del Largo se ven estupendamente porque está al lado de la Caleta. El Canijo no tiene escrúpulos y se puso a meterle mano a Rakel delante de la madre del Largo.  Las cosas del amor. Los demás estábamos embobados disfrutando del espectáculo –de los cohetes, no de esos dos– como niños.
A pesar de los pesares lo hemos pasado en grande y la experiencia ha sido inolvidable.  Creo que nos ha unido más como amigos y nunca olvidaremos estos diítas.
Por fin podemos decirlo: a partir de ahora no cumpliremos años sino carnavales. ¡Lo conseguimos!
Muchas gracias a todos esos Canijos, Largos, Nonis, Peris, Chollos, Rakeles, Pacolis y Saramagos anónimos que,  con su impagable esfuerzo, siembran cada esquina de Cádiz de genialidades, regalándonos  pequeñas obras de arte en forma de cuplés, pasodobles, romanceros y  popurrís, impregnándonos de su alegría y dibujando una perpetua sonrisa en nuestros corazones a cambio de un simple aplauso. Que el Dios Momo os lo premie y os bendiga.
Parece que fue ayer cuando nos reunimos para ver la forma de sacar una ilegal para los carnavales del año que viene….