Seis años de idilio entre el Pópulo y la copla ilegal
El Carnaval ha estado asociado tradicionalmente al barrio de La Viña, el rincón castizo por excelencia, fuente de inspiración de la mayoría de los copleros que acuden al Falla. De allí han salido muchos de los ‘grandes’ de esta fiesta como Antonio Martín, Manolo Santander, Manolín Gálvez y un coro que lleva más de treinta años cantando en el Falla.
Pero Cádiz tiene un barrio más antiguo que La Viña, El Pópulo, un rincón que en los últimos años se está beneficiando del espaldarazo que siempre aportan las inversiones. Le habían lavado la cara, pero quizás le hacía falta un puntito más de gaditanismo, para recuperar ese señorío y elegancia perdida. Y que mejor manera que recurrir al Carnaval para tratar de devolverle el esplendor perdido.
Binomio
Fue entonces, a finales de 2004, cuando el Consejo del Barrio y LA VOZ decidieron formar un dúo dinámico y, al más puro estilo Manolo y Ramón, unir sus voces para dar cabida en este rincón a una parte del Carnaval. Pensaron en las ilegales, tradicionalmente asociadas a la escalera de Correos, a la puerta del Conservatorio de Música o a la calle Hospital de Mujeres. Era una auténtica osadía, no tenían un nombre específico y se limitaron a denominarla ‘Encuentro de ilegales en el Pópulo’. Al principio creyeron que lo mejor era una especie de carrusel, pero luego lo sustituyeron por un simple forillo de la escalerilla de Correos. Hablaron con José Mata y éste convenció a los comerciantes para que preparasen unos bocadillo y un caldo calentito para los copleros gamberros. Eso sí, nada de suministrar botellas, para no romper la magia de la concentración. Y no fueron cinco, ni seis, sino casi treinta las callejeras que se dejaron ver por el lugar.
Al Consejo del Barrio y a LA VOZ les quedó claro que la experiencia debía repetirse. Lo primero que había que hacer era buscarle un nombre. Si en el Falla, el grito más popular es el ‘Cai’ del Caña, en la calle lo que más se escucha es, precisamente, aquello de ‘Amoscuchá’. Así que la mejor denominación que se les ocurrió fue precisamente esa, aunque dicho bajito y dentro de los cánones del respeto y la discreción.
Así en 2006 ya lo de ‘Amoscuchá’ comenzó a popularizarse por el entorno. El personal lo asumió desde el minuto uno y a los dueños de los bares y a la chavalería no hubo que recordarle lo del botellón, porque también lo tenían asumido desde el pitido inicial.
Las ediciones se fueron sucediendo y los programas oficiales empezaron a hacerse eco de la concentración de ilegales. De esta forma, el Miércoles de Ceniza, junto a la fiesta de los mayores o los concursos de los tablaos, ya figuraba bien clarito lo de ‘Amoscuchá’. Y a la gente no había que explicárselo porque ya sabía dónde tenía que estar y a qué hora.
Si tras la primera edición quedó claro que había que repetir, después de la tercera también se asumió por parte del Consejo del Barrio y LA VOZ, que se debía ampliar. Por eso en 2008, ya fueron dos días, martes y miércoles, los que fortalecían este idilio entre la copla ilegal y el rincón más añejo de Cádiz.
Pero supo a poco, porque a los reyes de la copla gamberra se sumaban los del verso perverso. Había que rascar un día más, y lo ideal era ubicar el martes a los romanceros. Así se hizo. La repercusión de la concentración alcanzó límites insospechados, hasta tal punto que Canal Sur ya se dio una vueltecita por el lugar en 2009, la igual que la cadena Ser, que repitió este año y Onda Cádiz que dedicó un espacio de su sección Carnaval en la calle a lo ocurrido el miércoles en el Pópulo, con más de 50 ilegales en el barrio. Gracias a la dispersión, los asistentes también se concentran en Marqués de Cádiz, el Ayuntamiento y la calle Sopranis.
Premio
El último espaldarazo a la iniciativa llegó en el mes de octubre, fecha en la que los comerciantes galardonaron a LA VOZ por «la extensa labor informativa en torno al barrio y por su implicación en el desarrollo de El Pópulo». Ahora ya sólo queda pensar en 2011, para seguir dando respuesta a una demanda popular.