Rock puro de gran barbaridad

«Hace dos años hicimos un repertorio de rock y pelo, el año pasado fue punk y pelo y éste será terror y pelo». Así se presenta la chirigota rockera o de los heavies. La de Miguel, Boca, Tomy, Santi y Enrique, los fundadores del grupo que este año sale con diez componentes. Dani, un alicantino que ya ha probado las tablas del Falla, es el nuevo fichaje y espera sorprender en la calle. No es la rima fina precisamente lo que destila este grupo. Más bien el bastinazo fino aliñado con una musicalidad perfecta.

Con la guitarra eléctrica y el amplificador a cuestas los encontramos en la calle desde el primer día. Santi Gallardo, el director de la agrupación, se asegura de que cada cuarteta tenga la dosis de rock necesaria. No en vano es miembro de la banda Más Madera y se pone serio cuando le tocan el tema de la música. «Ahora lo ves tan heavy, pero salió en Los tintos de verano», dice Tomy, el letrista, que encarnará a un terrorífico doctor Frankestein, más bien ‘doctor Franco no estoy’ en Quien dijo miedo, la apuesta de este año que los convertirá en una panda de monstruos con su conde Drácula, su par de momias, sus hombres lobos y hasta un Igor.

La relación con el Carnaval les viene casi desde que tienen memoria. La del Carnaval de la risa y el ingenio. El Concurso es otra cosa. «Lo vivimos como aficionados, pero no creo que ninguno se planteara salir en serio. La verdad, tampoco somos de lo políticamente correcto», dice. Eso no quita para que las letras las inspiren los grandes maestros: «Mis referentes son Fletilla, Juan Rivero y por supuesto, Youporn. ¿De dónde crees que puede salir tanto pelo en las letras?». 

«Soy meticuloso, muy correcto léxicamente. Se podría decir que practico el gran bastinazo, pero por la Real Academia», recalca Tomy con convencimiento. Eso los obliga a buscar tipos que aguanten un repertorio «de guitarreo y gran barbaridad». «Obviamente no se puede cantar rock vestido de cabaretera, pero casi todo nos vale». Así los hemos visto de cocineros, demonios, marcianos, vikingos, punkys, artistas de circo y hasta milicianos de la revolución cubana. «El tipo nos cuesta entre treinta y cuarenta pavos, no es a lo que le dedicamos más tiempo, pero tiene que encajar con nuestro estilo, que es también lo que nos pide la gente. Y si la gente pide más borderío…», deja en el aire la conclusión sin que haga falta mucha más interpretación.

El local de ensayo lo pone Nono, el mismo que usaba la chirigota de sus padres. «Ese fue el primer grupo con el que salí», claro que el nivel de barbaridad era mucho más relajado. «No salir es como un año perdido. Le dedicas mucho tiempo, pero te lo pasas muy bien», cuenta. Desde septiembre que salen las primeras letras y la idea hasta febrero cuando se intensifican las quedadas. El mejor día de todos es el de San Cuplé, una tradición que cumplen con entusiasmo cada año en el que todos aportan una copla. «Una lluvia de ideas, más bien de barbaridades de tirarnos al suelo», admiten. El día de San Cuplé deja una o ninguna aprovechable, pero sin celebrarlo no hay Carnaval para ellos y sin los rockeros no hay  Carnaval en la calle.