Recuerdos de Manolo desde la orillita de la Caleta

Francis y Carlitos, dos de los principales escuderos de Manolo Santander y de su forma de entender la chirigota, recuerdan entre risas las anécdotas del gaditano más viñero

Francis y Carlitos, dos de los principales escuderos de Manolo Santander y de su forma de entender la chirigota, recuerdan entre risas las anécdotas del gaditano más viñero, del viñero más caletero, del caletero más chirigotero, del chirigotero más gaditano… y vuelva usted a empezar.

Recordar entre risas es la mejor manera de honrar al chirigotero y aquí te reproducimos algunas de las anécdotas más graciosas que rondan la memoria de estos buenos amigos…

Francis: «Se nos olvidó llevarlo en autobús a una actuación»

«Manolín era una persona muy controladora y calculadora en el aspecto de la organización. Todo lo llevaba preparado con tiempo y no quería que se le escapara ningún detalle. Él siempre era el último en maquillarse, en vestirse, en montarse en el autobús, etc. Hasta que no estuviera todo listo no se quedaba tranquilo.

Aquel día teníamos que cantar en una boda en El Puerto de Santa María y al ser cerquita decidimos ir en nuestros coches. Manolín se llevó todo el día recordando la hora a la que había que salir y quienes debían ir en cada coche y lo repetía mucho fuera a ser que alguno se quedase por error en tierra y hubiese que volverse a por él o lo que fuera.

Pues todos los coches salieron y cuando el nuestro iba por el Campo del Sur me llama Manolín y me pregunta «¿Francis, ustedes dónde estáis?, ¿ustedes sois el último coche?». Y yo le respondí que sí, que no se preocupara que ya íbamos de camino y me dijo con toda su guasa «¡que me habéis dejado aquí, quillo!»… jajaja, estaba en la puerta del bar esperando al último coche y nos fuimos todos sin él. Aún lo recuerdo en la puerta del 606 esperando que volviésemos a por él».

Carlitos Pérez: «¿Cómo quiere las patatas?» «¡Fritas, joé!»

«Manolito era muy reacio a salir a cantar fuera, tenía que ser un buen contrato para que él lo cogiera, y mucho menos si solo querían un dúo o un trío. Pues resulta que un día me dijo que fuésemos los dos solos a cantar a un sitio que le había llamado de El Puerto Santa María y a mí me hizo muchísima ilusión.

Resulta que a la vuelta veníamos en el coche con Adri ‘el waxi’ y paramos en el Burguer King. Manolo ha sido siempre un tío muy chapado a la antigua que no iba nunca a esos sitios. Pues entramos en el McAuto y la muchacha empezó a preguntarnos qué menú queríamos por la máquina… y cuando le preguntó «¿y cómo quiere las patatas?». Manolo le dijo «fritas, joé, como voy a querer las patatas, fritas»… y Waxi y yo estábamos tirados en el suelo riéndonos y explicándole que podía pedirlas deluxe o de bastón… jajaja».

Francis Rodríguez: «Hizo que la procesión se subiera a una acera»

«Marinaleda. Año 2000 con Los de Capuchinos un Jueves Santo. Llegamos a Marinaleda y Manolo ya iba nervioso porque uno de nuestros componentes tenía que llegar a Cádiz de vuelta para cargar El Perdón.

Terminamos de cantar y bajándonos del escenario escuchamos una banda de música y me dice Manolo. «Francis ¿detrás nuestra que actúa una banda de música?» y le digo «no Manolo, es que está saliendo de enfrente una procesión». Era la hermandad de las Columnas de allí y nosotros que estábamos gloriosos después de tomarnos algún que otro Bitter Kas nos metimos en la procesión; ‘chico’ y yo detrás del paso haciendo la penitencia vestido de capuchinos (estábamos pletóricos de Bitter Kas porque la actuación había salido muy bien).

Manolo también se metió detrás nuestra haciendo el Cristo con los brazos abiertos en cruz y moviéndose como se mueven los pasos aquí en Cádiz.

Fue muy gracioso porque los mismos que acaban de ver la actuación se fueron para la procesión y estaban meados… pues llegó la hora de irnos al autobús para que nuestro compañero pudiera llegar a Cádiz a cargar el Perdón. La procesión estaba en la recogía y ocupaba la avenida de salida del pueblo y no podíamos pasar… entonces Manolo se bajó del autobús e hizo que la procesión se subiera a la acera con la banda de cornetas y tambores incluida para que pudiera pasar el autobús por medio y llegar a Cádiz a la procesión del Perdón. En el pueblo ese día se formó una que no veas. Imagínate todo el cortejo pegado a la pared y encima de la acera para que pasara nuestro autobús, fue un numerito».

Francis R: «¿Como me van a matar por un premio de Carnaval?»

«Año 1999. Séptimo de Caballería. Cantábamos de invitados en el concurso de La Línea mientras el jurado deliberaba los premios.

Pues justo antes de abrir la cortina y empezar nosotros la actuación escuchamos decir a gritos «al suelo, al suelo todo el mundo» y de pronto un bullicio y un jaleo donde se podía escuchar gritos de mujeres diciendo «que ha sacado una pistola, que lleva una pistola».

Resulta que era uno que estaba ‘colocao perdío’ y se había enterado que le iban a dar un mojonazo de premio… entonces Manolín sacó el coco por la cortina y al ver el panorama se volvió nervioso perdido diciéndonos «señores, ya estamos nosotros en Cádiz» y empezó a correr por los pasillos del teatro camino del autobús… cuando Manolo bajaba las escaleras del teatro corriendo llegó el concejal del Ayuntamiento pidiendo calma y que no nos fuéramos y Manolo con la cabeza hundida en los hombros y encorvado le decía «ya estamos nosotros en Cádiz, aquí estáis ‘tos colgaos’».

El concejal le decía «tranquilo Manolo que ahora mismo traigo a ese hombre para que te pida perdón, que se ha equivocado, que no pasa nada» y Manolo le respondía «qué estás diciendo, no me vayas a traer a ese tío pa que me de un tiro a mí aquí… no lo vayas a traer, que se lo lleve la Policía, si no no me subo. ¿Cómo me van a matar a mi a un tío por un premio de Carnaval, joé?, si a mi me han dado un babuchazo en el Falla y no he dicho ná y encima ahora nos van a dar un tiro…».

Eso fue para tirarse al suelo. Al final cantamos porque ya la gente estaba tomándoselo a cachondeo y al final lo pasamos genial en el escenario».

Carlitos Pérez: «Y cuando toréo al pájaro y la araña»

«En los 10 años que yo he estado con él en la chirigota siempre he intentado que con el dinero de los contratos nos fuésemos un fin de semana todos juntos de convivencia, y el año de ‘los vikingos’ Manolo Santander accedió y alquilamos una casa de campo grande para disfrutar de un fin de semana de categoría.

Todo el fin de semana podría ser una anécdota pero te diré que por la noche estábamos todos de copitas en el porche a gusto y cantando con la guitarrita y de pronto cogió Manolo y se quitó la camiseta y empezó a intentar torear a un ave muy grande que tenía la casa, yo creo que era un emú, una especie de avestruz muy grande y con un cuello muy largo.

Manolo se acercaba y lo llamaba ‘eje, eje, eje’ y toda la chirigota diciéndole ‘cuidado Manolo que te va a dar un picotazo, que el bicho ese saca el pescuezo cinco metros más pa’lante’… nos hartamos de reír.

Seguimos de copitas y al rato nos dimos cuenta de que había una araña grande subiendo por el porche y cuando nadie se lo esperaba cogió Manolo y se puso a torearla ‘eje, eje’ y ya nos tiramos al suelo y no éramos capaces ni de dormir de la risa que teníamos todos».

Francis Rodríguez: «Qué peste más grande dejó aquel gachó»

«Año 2001. Fuimos a cantar a un pueblo que estaba lejos. Nosotros cantábamos el repertorio del Atlético Agujeta y luego hacíamos antología. Y yo durante el popurrí de los Pepperoni me bajaba y sacaba a alguien a bailar…

Ese día había muy poca gente de público y era una hora muy mala… total que saco a bailar a una persona que estaba disfrazada de anciana con su bastón y todo. Pues cuando la saqué a la bailar apestaba a perros muertos, increíble, aquello era horroroso…

Me estaba dando fatiga y se me ocurrió subirlo arriba con la chirigota y cuando Manolo olió aquello bajó a toda la chirigota y dejó al gachó allí arriba solo. ¡Qué peste más grande!».

Francis R: «Salió más caro el convite que pagarnos el contrato»

«El año de Los Peperoni fuimos a cantar a un pueblo y cuando llegamos vimos a todo el mundo vestido de negro. Y le digo «Manolo esto es mu raro, está todo el mundo vestido de negro y con cara seria, quillo», y me dice «Francis, no vayas a empezar, picha, que se habrán vestido así porque venimos de los Pepperoni y además el chaval que organiza esto me dijo que iba a ser un espectáculo y que tenía muchas ganas de traernos».

Ya estabamos vestidos porque veníamos de otro contrato y se bajó Manolo del autobús y cuando subió nos dice «señores, que se ha muerto el organizador del evento y era la persona más importante del pueblo y está todo el pueblo de luto».

Antes no había los medios que tenemos hoy a través del ‘whatsapp’ ni nada. Manolo tenía un teléfono, pero aquello no tenía ni cobertura ni ná y no nos enteramos hasta que llegamos al sitio.

Llegó el alcalde y nos explicó que se había suspendido y Manolo le dijo «vale pero nosotros venimos hartos de carretera y hemos cumplido, así que tú me tienes que pagar»… empezaron a discutir hasta que el alcalde le dice «vamos a llegar a un trato, os voy a pagar la tercera parte del contrato y os invito a comer en una venta».

Al día siguiente el alcalde llamó a Manolo y le dijo «si lo llego a saber os habría pagado el contrato íntegro porque me ha salido más cara la factura en la venta que vuestro caché completo».

Carlitos Pérez: «Nada más verme, me dijo: tienes cara de chirigotero»

«Otra anécdota que para mí es especial fue la forma en la que yo llegué a la agrupación. Manolito, su hijo, le comentó al padre que había un niño en la cantera que era muy chirigotero, que le gustaba mucho lo clásico y que vendía muy bien el pescado porque lo sentía mucho. Ese era yo.

Manolo le dijo al hijo ‘tráetelo mañana y hablamos con él’. Así que quedaron conmigo y me llevaron al día siguiente al ensayo que estaba en una puerta chiquitita frente del Hotel Atlántico.

Es curioso que Manolo Santander no me hizo ninguna prueba como suelen hacer el resto de grupos. Él me vio la cara y me dijo: ‘tú tienes cara de chirigotero. ¿Tu vas a venir todos los días?’, y yo le dije ‘sí hombre, claro que sí Manolo’ y me respondió ‘pues mañana nos vemos’.

Así entré yo en la chirigota, y es para recordarlo porque era un tío sencillo que con solo mirarte a la cara ya sabía del pie que cojeabas».