Quiñones cambia el Falla por San Antonio
Un Momo agradecido o más bien suplicante para no terminar ardiendo, porque como no se piensa retirar, después de lo de ayer más que Momo habría que considerarlo Dios. Más que nada porque a buen seguro que resucitará con su grupo en las tablas del Falla en 2009.
Tras la introducción conformada por un DVD con el historial carnavalesco de este autor centenario en comparecencias en el Falla, Joaquín Quiñones empezó acordándose de sus amigos en todas las modalidades. En su alocución no quiso olvidarse de nadie, sobre todo de otros ilustres personajes que también terminaron ardiendo como él antes del Miércoles de Ceniza. Apellidos como Bustelo, Valdivia, Brihuega, Romero, Ripoll o Braza Benítez sonaron con fuerza y emoción en la primera parte de su pregón, que también tuvo una referencia para su casa, el barrio del Mentidero, al que no olvida aunque viva en La Laguna.
Quiñones se postuló ante el sexo opuesto para definir su disfraz con muchas plumas y alas: «pa que las niñas bonitas me digan tío bueno».Y después de esta declaración de intenciones se volvió romántico y nostálgico al acordarse de sus amigos El Mejías y Caracol a los que les dedicó la presentación de su comparsa Robots, de la que en 2008 se cumplen 25 años.
Tras reconocer que había pedido que no saltara el Levante (como le pasó a la chirigota del Love) dio un salto cualitativo en el tiempo para definir su alocución «como una conversación carnavalesca en un mercao de maravillas con las cositas de Cai entre risas y copitas». No hace falta ser adivino para comprender que tras estas palabras subió al escenario El Mercado de las Maravillas, su comparsa de este año. Aunque, con una gran sorpresa ya que ex-componentes también quisieron homenajearle con su presencia.
Quiñones dejó versos en los siguientes pasajes, que no fueron más que una traslación de su vida en el Teatro Falla, desde que sacara Los Cenacheros, hasta su última comparsa. Y como buen clásico recurrió a otro clásico, el pasodoble de Los Vikingos, fruto de su unión con otro clásico, El Noly. Su interpretación fue aclamada por un respetable que llenaba la plaza de San Antonio.
El final fue todo un recordatorio: «Que se cierren las compuertas de la gracia y demoslé paso a Doña Cuaresma. Vamos a quemar al Dios Momo de Cai y que sus cenizas se fundan en esta noble tierra pa la eternía. Sal y pásame la antorcha que ya están loquitos porque esto acabe los de listo a los de atrás».
Como epílogo sonó la presentación de Noche de Falla, la comparsa que Quiñones presentó a concurso hace catorce años, antes de que se quemara metafóricamente. Habrá que esperar que no lo haga realmente antes de volver a San Antonio un Sábado de Carnaval
Tras la introducción conformada por un DVD con el historial carnavalesco de este autor centenario en comparecencias en el Falla, Joaquín Quiñones empezó acordándose de sus amigos en todas las modalidades. En su alocución no quiso olvidarse de nadie, sobre todo de otros ilustres personajes que también terminaron ardiendo como él antes del Miércoles de Ceniza. Apellidos como Bustelo, Valdivia, Brihuega, Romero, Ripoll o Braza Benítez sonaron con fuerza y emoción en la primera parte de su pregón, que también tuvo una referencia para su casa, el barrio del Mentidero, al que no olvida aunque viva en La Laguna.
Quiñones se postuló ante el sexo opuesto para definir su disfraz con muchas plumas y alas: «pa que las niñas bonitas me digan tío bueno».Y después de esta declaración de intenciones se volvió romántico y nostálgico al acordarse de sus amigos El Mejías y Caracol a los que les dedicó la presentación de su comparsa Robots, de la que en 2008 se cumplen 25 años.
Tras reconocer que había pedido que no saltara el Levante (como le pasó a la chirigota del Love) dio un salto cualitativo en el tiempo para definir su alocución «como una conversación carnavalesca en un mercao de maravillas con las cositas de Cai entre risas y copitas». No hace falta ser adivino para comprender que tras estas palabras subió al escenario El Mercado de las Maravillas, su comparsa de este año. Aunque, con una gran sorpresa ya que ex-componentes también quisieron homenajearle con su presencia.
Quiñones dejó versos en los siguientes pasajes, que no fueron más que una traslación de su vida en el Teatro Falla, desde que sacara Los Cenacheros, hasta su última comparsa. Y como buen clásico recurrió a otro clásico, el pasodoble de Los Vikingos, fruto de su unión con otro clásico, El Noly. Su interpretación fue aclamada por un respetable que llenaba la plaza de San Antonio.
El final fue todo un recordatorio: «Que se cierren las compuertas de la gracia y demoslé paso a Doña Cuaresma. Vamos a quemar al Dios Momo de Cai y que sus cenizas se fundan en esta noble tierra pa la eternía. Sal y pásame la antorcha que ya están loquitos porque esto acabe los de listo a los de atrás».
Como epílogo sonó la presentación de Noche de Falla, la comparsa que Quiñones presentó a concurso hace catorce años, antes de que se quemara metafóricamente. Habrá que esperar que no lo haga realmente antes de volver a San Antonio un Sábado de Carnaval