Pepinos y bananas
Mi querido Aldonzo: No tengo copia de la carta que te envié ayer, pero creo recordar que me «esquivoqué» al redactarla y te puse que el Concurso había empezado, cuando en verdad debería haber puesto que el Concurso empezaba ya. Bueno, es algo que no tiene mucha importancia, pero como te prometí que te enviaría una crónica diaria, no quiero que te hagas «la picha un lío» y pienses que me falta una por mandar. A partir de hoy es cuando hablaré del Concurso; por supuesto con un día de retraso porque me acuesto tarde y hasta la mañana siguiente no te la escribo. Qué rollazo ¿No?
Como te mando también las coplas por emepetrés, podrás comprobar el «peasso» de arte que hay aquí.
He oído a gaditanos «de decir» que es una pena que al Concurso no se le dé más importancia y se inaugurara como se inauguran, un poné, los juegos olímpicos o los mundiales de fútbol, es decir, con una ceremonia inaugural que resaltara un poquito lo que aquí se hace; una ceremonia sencillita en la que brillaran más aquéllos a los que se homenajean y en la que se leyera el pregón y se condecoraran a los Antifaces de Oro. (La elección de la Diosa, por favor, no) Sería una cosita, si se le pone cariño, entrañable y muy para nosotros, dicen los de aquí. Pero todavía no acaba de arrancar la idea; y el homenaje que se hizo el año pasado y éste a agrupaciones antiguas, queda como algo plastificado y sin alma. Una pena, porque eso no debe ser tan caro.
En los archivos que te mando podrás escuchar lo bonita que es la música del pasodoble del El mercado de las maravillas; ya cuando esté allí contigo te enseñaré algunas coplas antiguas que he comprado aquí y verás cómo este autor (el Noly) sabe beber en las músicas más clásicas para que las esencias no se pierdan. Y de la letra del segundo pasodoble no te digo na: tremenda como la segunda del Último batallón «¿en?».
La última chirigota, en lugar de cantar, parecía que estaba dando una rueda de prensa; porque en el teatro sólo estaban los medios de comunicación. Una pena, porque le echaron un arte…Si escuchas la cuarteta del popurrí en la que habla de que su hija se mete los pepinos, las bananas, los pimientos y que persigue al negro para no se sabe qué, constatarás lo que te contaba ayer del doble sentido gaditano; que aunque esa chirigota no es de aquí, es de un pueblo tan cercano que ha sabido asimilar muy bien lo que aquí se cuece. Ahora, como te digo una cosa, te digo la otra: hay que saber escuchar. Todo el mundo no está preparado para entender el humor autóctono, aborigen y de la tierra. No vayamos a creernos que todo el monte es orégano; que a Cádiz le ha costado más de tres mil años desarrollar ese más que fino sentido de la guasa. Y si no te lo crees, te remito a cualquier intelectual de la Ciudad y, rápidamente, te pone al día de cómo son ellos, de dónde vienen, a dónde van y en qué banco tienen la hipoteca.
Creo, Aldonzo, que ya voy a dejarte. Recuerda que las frases y palabras que van entrecomilladas son las que estoy aprendiendo aquí. Cuando llegue, haremos un pequeño diccionario con ellas para cuando vengamos los dos. Un abrazo de Quirce.
Como te mando también las coplas por emepetrés, podrás comprobar el «peasso» de arte que hay aquí.
He oído a gaditanos «de decir» que es una pena que al Concurso no se le dé más importancia y se inaugurara como se inauguran, un poné, los juegos olímpicos o los mundiales de fútbol, es decir, con una ceremonia inaugural que resaltara un poquito lo que aquí se hace; una ceremonia sencillita en la que brillaran más aquéllos a los que se homenajean y en la que se leyera el pregón y se condecoraran a los Antifaces de Oro. (La elección de la Diosa, por favor, no) Sería una cosita, si se le pone cariño, entrañable y muy para nosotros, dicen los de aquí. Pero todavía no acaba de arrancar la idea; y el homenaje que se hizo el año pasado y éste a agrupaciones antiguas, queda como algo plastificado y sin alma. Una pena, porque eso no debe ser tan caro.
En los archivos que te mando podrás escuchar lo bonita que es la música del pasodoble del El mercado de las maravillas; ya cuando esté allí contigo te enseñaré algunas coplas antiguas que he comprado aquí y verás cómo este autor (el Noly) sabe beber en las músicas más clásicas para que las esencias no se pierdan. Y de la letra del segundo pasodoble no te digo na: tremenda como la segunda del Último batallón «¿en?».
La última chirigota, en lugar de cantar, parecía que estaba dando una rueda de prensa; porque en el teatro sólo estaban los medios de comunicación. Una pena, porque le echaron un arte…Si escuchas la cuarteta del popurrí en la que habla de que su hija se mete los pepinos, las bananas, los pimientos y que persigue al negro para no se sabe qué, constatarás lo que te contaba ayer del doble sentido gaditano; que aunque esa chirigota no es de aquí, es de un pueblo tan cercano que ha sabido asimilar muy bien lo que aquí se cuece. Ahora, como te digo una cosa, te digo la otra: hay que saber escuchar. Todo el mundo no está preparado para entender el humor autóctono, aborigen y de la tierra. No vayamos a creernos que todo el monte es orégano; que a Cádiz le ha costado más de tres mil años desarrollar ese más que fino sentido de la guasa. Y si no te lo crees, te remito a cualquier intelectual de la Ciudad y, rápidamente, te pone al día de cómo son ellos, de dónde vienen, a dónde van y en qué banco tienen la hipoteca.
Creo, Aldonzo, que ya voy a dejarte. Recuerda que las frases y palabras que van entrecomilladas son las que estoy aprendiendo aquí. Cuando llegue, haremos un pequeño diccionario con ellas para cuando vengamos los dos. Un abrazo de Quirce.