Pase de preliminares COAC 2020 Pídeme lo que quieras
La chirigota de Los Molina golpea directamente al corazón del Falla con estos reyes magos que conceden el deseo de los más fieles carnavaleros
Valoración: BUENA
Ya están aquí Los Molina. Ya está aquí La Viña… o Chiclana, que tanto monta. Esta vez traen lo que todos los carnavaleros quieren: el 3×4 clásico y añejo y la chirigota enraizada en la tradición más pura. Se presentan ahora como Reyes Magos, con más arte que el Alejandro Sanz. Abusan un tanto de la cuarteta hablada y algún bastinazo exagerado.
El timbre es inconfundible en su copla predilecta. Precioso el piano inicial, tan difícil. Esos silencios y esos redobles… Uff. Si no se te eriza el vello de la nuca con esa pasión desenfrenada es que todavía te queda un camino por recorrer (y qué bonito). El son no se pierde y cada año lo renuevan, aunque en esta ocasión han innovado y hasta suena más clásico, si eso es posible. Presentan una estampa propia de los 60.
“Te escribí porque tu compás era religión sagrada para mí… nadie podrá enfrentarme al maestro”. Nadie (Noly aparte) puede brindar tal homenaje a Manolo Santander, cual si se tratara de un espejo. Porque hay quien bebe de la fuente pero estos chiclaneros se han engollipado. Preciosa y efectiva letra que levanta al público de su butaca con el muelle del sentimiento. Aquí no hay aderezo, ni conservantes ni colorantes. Es todo natural, tan sencillo y a la vez tan difícil de explicar. O te llega o no.
Muy bueno el estribillo. Estos reyes al que haya sido malo ya no dejarán carbón, sino el corazón partío. Broche para unos cuplés resultones, pero propios de una fase donde escasean. De momento es el lince ibérico, en peligro de extinción (en la calle aún se puede ver). Toca esperar porque si encima ya ni cuentan…
Buenos golpes, aunque algo escasos, durante el popurrí. El rap del Satisfayer, los regalos para los políticos, alguna cosita con dos rombos con muy mala leche, su punto de humor negro ‘Echenique pisha mía, no ha pisao un mojón en tu vida’… chirigota muy completa, en su línea. Juega en un campo distinto a otras, se sumerge en el terreno del sentimiento donde resulta mucho más difícil de evaluar en función de parámetros objetivos. Es cierto, no te ríes tanto, pero se echan el dedo a los labios y el corazón estalla. Además, con la pérdida de Manolito ya son los últimos del Titanic. Y no vamos a hundir el barco.