Pase de preliminares COAC 2020: Mi reino en tus manos: Pepito Martínez cambia el paso
El músico de Cádiz apuesta por mayor ornamentación en el pasodoble con el deseo de reverdecer viejos laureles
Valoración: PASABLE
Los mendas lerendas, reyes de la hamburguesa, se plantan a las puertas de la Caleta para defender su reino. Las siluetas de Juan Carlos Aragón y de Manolo Santander presiden la entrada del Falla.
Introducción de Suspiros de Cádiz, su primer premio en 1992. “Hoy vuelvo a pensar en ti, sirena mía”. “Ya no consigo con mis melodías acariciarte. Pero aquí sigo”. Aunque escriba Ramón Ruiz, habla por boca de Pepito Martínez, el gran músico de Cádiz que en los últimos años no ha encerrado en su guitarra el calor del aficionado como antaño. Por ello se percibe un cambio de registro. En el último lustro, Pepe dejaba su sello con una comparsa afinadísima, sin estridencias, única aunque con la falta de chispa que le impedía conectar (Áfrika’, ‘El reino de don Carnal’, ‘Un país llamado Cádiz’ y un buen puñado de excelentes agrupaciones).
La música continúa siendo preciosa pero con mucha mayor ornamentación. Sobresalen las voces de Zoleta, Pinwi y Ramón Zamudio confiriendo un tono bien distinto. Ya es cuestión de gustos, pero la tendencia actual descansa sobre la sencillez más que la floritura. Ruiz mantiene la finura de su pluma, siendo uno de los autores con mejor tino. Rinde tributo “a los sintecho y los voluntarios, si aprendimos algo en 3.000 años es a ser solidarios”. Se enorgullecen del alcalde de Cádiz por abrir las puertas a los inmigrantes del Open Arms, pero “dejadme un huequito pequeño pa los mendigos de mi Cai”. Subrepticiamente se aprecia una leve crítica al Kichi, más como mueca que como tirón de orejas.
Al Melchor de la cabalgata de Cádiz va el primer cuplé, con Rossy de Palma. Y el segundo a las bromas de que los gaditanos son flojos. Otras de esas letras que se quedan ocultas en el fondo de algún cajón, debajo de muchos libretos, y en estos verdes tiempos de filosofía ecologista son perfectamente reciclables.
Popurrí irregular, melódicamente interesante pero con exceso de intensidad en las voces agudas. Aunque es cierto que por su densidad y calidad musical es difícilmente apreciable ante tanto empacho de comparsa.