Pase de preliminares COAC 2020 de Misión imposible
La chirigota de Falu Valero, con Fran Quintana en la música, sube de nivel con un tipo original y buenos detallitos muy chirigoteros
Original idea. El misionero de Cádi que llega a un pueblecito perdido del Peru, allí en el quinto retoño, para enseñarle los avances de la sociedad occidental. Bien vendida la presentación por un grupo con ‘ánge’. Muchos puntitos simpáticos en una presentación con su estribillo que engancha musicalmente. No saben lo que es un taladro o una batidora, pero si tienes móvil que venden la banda ancha y un buen porrón de megas con llamadas ilimitadas.
Qué bonito el pasodoble y qué bien tirado (música de Fran Quintana, que le ha dado un punto precioso). El de medida, para mostrar la idea de estos peruanos enamorados de esta tierra gaditana. La segunda letra es preciosa. Recuerdan a su madre, a la que dejaron hace diez años en su país, y enlazan con su nueva vida en Cádiz. Ahora cuidan de Doña Juana, “que sabe que la quiero como si fuera mi madre”. Apenas ha habido letras en el Teatro que hayan reflexionado sobre la labor ardua y a la vez pasional de muchos inmigrantes en el cuidado de nuestras personas mayores. Chapó.
Simpáticos cuplés. Carga a uno de sus hijos al que le gusta en exceso Alejandro Sanz y el día de Reyes vuelve con algo más que el corazón partío. El segundo, el cuplé de rigor a Juan Carlos Aragón, que debe cargar con su conciencia tras hacer tanto daño. No es malo el remate, pero ya llevamos unos cuantos. Carcajada en el buen estribillo, que se queda con todo el mundo.
“En un pueblo peruano vive nuestro amigo el narco”. Gran primera cuarteta para arrancar el popurrí. Y buena la broma de la llama Constantina, aunque fallaba en el remate, como la falta de sensibilidad en las piernas tras sentarse la Wendy encima (en Cádiz no se puede hacer un parón tan grande). Una chirigota más de detallitos enormes que de grandes pinceladas, que si mantienen el nivel puede alcanzar grandes cotas hasta subir el Machu Pichu. Y con un estilo perfectamente distinguible, de las que nunca pasan de moda porque forman manejan todos los códigos de una buena chirigota.