Palmira Santander: “Subirme a las tablas este año es un reto, me pondré un disfraz porque mi padre lo hacía”

La hija de Manolo cantará esta noche en el Falla con su comparsa: "Lo más duro será cuando baje el telón y él no esté allí para abrazarme"

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Tiene 24 años y lleva saliendo en carnaval desde 2012. Aparentemente es una chica normal, pero nada más lejos de la realidad… su apellido le imprime carácter, su barrio le aporta adn chirigotero y sus genes la encaminan de forma imantada a las tablas de un teatro que podría considerarse como una estancia más de  su casa. Su vida podría contarse por concursos, para cada emoción tiene un pasodoble y para cada espejo tiene el reflejo de un hombre que sabía sonreírle a la vida, que supo mecer las olas de la caleta al compás más gaditano posible.

Palmira Santander es hija de Manolo Santander y hoy va a subirse de nuevo a las tablas del Falla.

-¿Qué supone cantar hoy en el Gran Teatro Falla?

-Subirme este año a las tablas del Falla supone un reto. Ante la pérdida de mi padre tenía dos caminos, uno el largo y otro el corto. El corto era descansar y esperar que el carnaval pasase, y el largo era salir al Falla y concursar sabiendo que mi padre no me podría ver.

Es un reto que yo no sé si voy a ser capaz de acabar, si mi cuerpo lo soportará. Mi padre falleció en septiembre y ese mismo mes empezaban los ensayos. Dudé mucho porque era un reto complicado pero aquí estoy.

-Imagino que las sensaciones de este año son muy diferentes a las habituales…

-Este año estoy viviendo sensaciones diferentes desde el primer momento. Yo me considero carne de carnaval pero la primera vez que entré en el ensayo, a la semana de mi padre fallecer, era como si yo fuese otra. Y lo más duro ha sido que cada vez que volvía a casa de ensayar tenia que pararme y acordarme que al llegar a casa no iba a ver a mi padre y no iba a poder cantarle el repertorio ni contarle cómo estaba quedando la agrupación… aún hoy al volver del local tengo que pensar que él no me está esperando en el sofá para que le cuente nuestras cosas. Ahí es donde de verdad me he dado cuenta de que me ha cambiado todo.

-¿A quién le tienes que agradecer el apoyo y el ánimo para continuar en estos momentos difíciles con tu afición?

-El apoyo de mi comparsa ha sido fundamental para salir este año. Mi hermano y mi novio también han estado a mi lado empujándome a salir de casa y cantar con la comparsa. Pero mi grupo me está dando algo que creía haber perdido, me llenan el vacío. Había perdido la ilusión por todo, hasta por el carnaval, pero han conseguido sacarme adelante. Yo no sé si gustará la comparsa pero desde ya tengo que decirles que ellos me han salvado.

-Eres la única Santander que participará este año del COAC. ¿Sientes responsabilidad?

-No es responsabilidad. Soy consciente de que puede suscitar atención al ser la única Santander que sale, pero no voy a cambiar mi manera de verlo ni vivirlo. Haré lo que me gusta. Me encantaría poder imitar a mi padre pero eso es imposible porque Manolo Santander solo ha habido uno. He tenido la suerte de que sea mi padre pero no puedo ser él. Me encantaría llegar donde él ha llegado pero no creo que signifique una responsabilidad, creo que es muy bonito cantar con ese apellido.

-¿Ser la hija de Manolo Santander abre puertas en el carnaval o su memoria pesa demasiado y la exigencia es mayor?

-Ser la hija de Manolo Santander en el carnaval te abre puertas y te cierra otras. Al ser hija de un grande hay grupos que me han llamado solo por ser quien era y eso me da coraje y pena. El grupo en el que salgo me quiere por mi nombre no por mi apellido.

-¿A quién dedicas tu actuación de hoy?

-La actuación se la dedico a mi padre. Ya lo hacía cuando estaba vivo y ahora más, ya que de alguna manera va a estar conmigo porque él no me deja sola. Él ha sido la persona más importante de mi vida, la que más me ha hecho reír y el carnaval es eso. Si él no hubiese sido así yo no estaría en carnaval, si yo me pongo un disfraz es porque mi padre se lo ponía. Me enseñó que donde hay papelillo hay alegría y por eso todos los papelillos que me caigan este carnaval será él mandándome besitos. Y por supuesto tengo que dedicársela también a Manuel, siempre está a mi lado en los buenos y malos momentos y hoy también me acordaré mucho de él.

-¿Qué tiene tu familia que es tan querida por todos?

-Yo creo que mi familia es querida por como somos, por ser naturales. Cuando uno sale en carnaval la gente te da una importancia que nosotros nunca hemos creído. Mi padre siempre decía: aunque nos tomen como referencia nosotros no somos ejemplo de nada, somos una familia normal.

Mi madre también hace carnaval a su manera. Supongo que nos verán cercanos y comprobarán que estamos muy unidos y tenemos una forma de entender la vida muy natural.

-¿Qué momento crees que te será hoy más difícil de sobrellevar?

-Seguramente el día sea complicado entero, espero vivir cosas bonitas pero será difícil. El momento más duro creo que será cuando se baje el telón y mi padre no pueda venir a buscarme… ese beso de “todo está bien” y esa cara de orgullo de decir “ésta es mi hija”. En esos momentos él no era autor, él dejaba de ser Manolo Santander para ser solo mi padre y le gustaba ronear diciendo a boca llena “ésta es mi hija, ésta es mi hija”… y en ese instante yo me daba cuenta de que todo había merecido la pena. Si mi hermano vuelve el año que viene seguro que lo que más echa de menos es ese abrazo de alivio al final.

Palmi siempre recibía el cariño de su padre Manolo.

-Cuando hablas de tu familia se te ilumina la cara. ¿Qué le dirías a cada uno de ellos?

-A mi madre le diría que me gustaría ser como ella y querer tanto a una persona como ella ha querido a mi padre. Mucho de lo que somos es gracias a ella. Es capaz de lo que se proponga porque es una mujer fuerte y muy querida. A mi hermano le tengo que dar las gracias por ser como es y cuidarme y protegerme. Mi hermano es capaz de hacerme reír ante tanta oscuridad; sabe hacerme reír todos los días. Y cuando vuelvo de ensayar me escribe al teléfono y me hace las preguntas que mi padre me haría. Los dos somos uno. A mi hermano hoy le debo lo que soy ahora mismo. Ha cogido la mejor herencia de mi padre.

Y a mi padre le diría que me ha dejado tirada y que lo echo de menos. Lo llevo dentro de mí todos los días pero lo sentiré de forma muy especial esta noche cantando en el falla. Si estoy aquí es gracias a él y si nos ponemos un disfraz es gracias a él. He escuchado este fin de semana los primeros pasacalles de la cantera y se me caía el alma a los pies. Me va a doler mucho cuando vengan a verme los componentes de su chirigota y cuando lo busque y no lo encuentre pero será bonito porque lo voy a llevar conmigo.

Va a ser un día intenso.