Nandi Migueles y todas las reinas del Pópulo
El coro de los niños llega a la madurez. Lo demostró sobradamente en esta edición del concurso del Gran Teatro Falla: letras de acero en homenaje a Jesús Gargallo y tipos y repertorio en homenaje a las indiscutibles reinas del Pópulo desde el Miércoles de Ceniza, las chirigotas ilegales que entran al barrio por sus tres arcos y logran que Dionisos vuelva a coquetear con el teatro romano y que Don Carnal cruce de nuevo su empedrado medieval.
Qué grandes voces, qué gran ejemplo y qué gran libreto y partitura de Nandi Migueles, que sigue poniendo una larga ración de coherencia, estética e ideología en sus tipos.
Como sugirieron el año pasado, quizá sea el coro del futuro pero, desde luego, constituyen un espejo del presente: en estos días, capeando el chaparrón, el viento del nordeste y la mar gruesa, hasta viejos coristas y chirigoteros como Kiko Zamora y Manolo Santander se echan a las calles con agrupaciones clandestinas, no se sabe muy bien si como un quitapenas o un guantazo sin mano en la cara del jurado.
El de Fernando Migueles es un coro en construcción, afortunadamente: todavía no ha puesto el último ladrillo en su crecimiento y en su firme voluntad de innovación, como viene apostando desde antiguo por una estructura nada convencional del tango o como ha demostrado este año incorporando a las cuartetas del popurrit, los cuplés propios de una chirigota callejera. Tipos de policía, de curas o de politicastros, camino de un Pay Pay mítico, por cuyos alrededores bullen pelanduscas de otro tiempo y drags queen.
Como prueba fehaciente de que el coro de los niños no miente, ahí en el barrio andan, desde la noche del martes, las agrupaciones ilegales, o familiares como les llamaban la gente de orden. Y no sólo dan la murga sino el do de pecho a pesar de la ronquera de cuatro días a destajo. Allí estaban ya la de Faustino Núñez y las niñas de las chirigotas que este año van de Cargadoras gaditanas, aunque a última hora decidieron no transportar el somier metálico que tenían previsto mover durante sus actuaciones. Esta vez, tienen que enfrentarse a los cargadores gaditanos que dirige Manuel Medina con letras de Enrique Goberna y músico de Jacinto Guerrero, en una insólita aplicación práctica de la Ley de Igualdad en estas populosas calles.
Hay donde elegir, desde luego, desde los marcianos de Guatifalien a los espléndidos Michelines entre los que milita el periodista Antonio Hernández Rodicio, a la sazón director de El Correo de Andalucía. O Las repetidoras del 69, de Manolo Granados y Esta noche toco, una de las mejores sin duda, que el año pasado dieron el campanazo con la Semana Cultural Versalles-Viña, una chirigota muy reputada. Esta vez también van al Pay Pay, pero de cantautores. Se hacen llamar Esta noche toco y su repertorio es tan coherente y tan contundente como el del propio Nandi Migueles. Atención, por ejemplo, a uno de sus cuplés: «Da gusto ver qué agradables y qué gran familia es la del PP./ Se prestan entre ellos los trajes,/ le dan valor a cada opinión,/ toman de buen grado cualquier bromita de un compañero…/ Mira qué gracioso es el hijoputa de Galardón./ Ya no se quedan tanto ni creen que haga daño/ una jubilación con 67 años./ El PP ha callado y apoya esos dos años más./ Les va a venir la medida estupendamente,/ no vaya a ser que a Mariano/ no le de tiempo ser presidente». Juro que la cantaron antes del debate de ayer en el Congreso.