Más sobre la calidad
Si este concurso no se hubiese
 celebrado ¿Creen mis ociosos lectores que se hubiera perdido algo? Yo,
 humildemente, creo que no se hubiera perdido mucho. Porque lo que ha
 traído de nuevo ha sido poco; porque una cosa es que los autores se
 superen o den con un tipo que mejore al anterior, que es lo que ha
 ocurrido a muchas agrupaciones y que por eso da la impresión de que hay
 mucha calidad; y otra muy distinta es que esas mismas agrupaciones nos
 traigan cosas que den aire fresco a los repertorios. 
Nunca deberíamos olvidar que esto es un concurso de repertorios
 (músicas y letras) con un grupo que lo interpreta y un disfraz que
 define el tipo. Por supuesto, a los coros y comparsas no les pongo
 límites; y como los tipos de estas modalidades casi siempre son
 alegorías, pues ellos decidirán cómo se visten; y mientras tengan
 dinero para pagar el vestuario…Pero a las chirigotas, como lo que
 deben hacer son caricaturas de personajes (Huele a ropero), situaciones
 (Más p’allá que p’acá) o gremios (Salón de belleza el Tijerita), lo que
 hay que exigirles es que el disfraz también lo sea. El jurado,
 momentáneamente, se puede dejar llevar por la belleza de un tipo, pero
 en seguida debe reaccionar y reconocer que los disfraces de las
 chirigotas deben llevar más ingenio que dinero; y puntuar más un tipo
 inventado que otro copiado de un manual o catálogo.
Una moda de este año en las chirigotas ha sido la de los «cameos»;
 es decir, la aparición, en una agrupación, de personas pertenecientes a
 otras. O la aparición de aquella persona a la que se le dedica
 determinada letra. ¿Se imaginan que yo le dedique una letra a mi padre
 fallecido y sacara en el escenario el ánfora de sus cenizas? Esas
 cosas, la primera vez, te hacen gracia; la segunda, las soportas; pero
 a partir de la tercera, las maldices.
Otra moda: los finales repetidos. Eso fue un bonito recurso de la
 comparsa de los gitanos: terminado el pasodoble, introducían un quejío
 flamenco y remataban repitiendo el último verso; como el público tiende
 a aplaudir antes del final, si, encima, el final resulta «falso», el
 público está más tiempo aplaudiendo; por lo que la comparsa en cuestión
 se va con la «falsa» impresión de que ha sido más aplaudida que otras. 
Creo que no se deberían copiar aquellos recursos que a otros les da
 éxito y deberíamos estrujarnos el coco para ser todos creadores; porque
 una cosa es seguir una escuela o estilo y otra imitar hasta la saciedad
 todo lo que va saliendo nuevo. Ya se sabe que es difícil, pero también
 se presume mucho a costa de un primer premio y se le saca mucha renta.
Mañana será otro día.