La mujer y su copla en Carnaval

De unos años a esta parte ha resultado sorprendente la incorporación de la mujer, tanto gaditana como de otros lugares,  a esta fiesta tan nuestra.
Este aspecto, que ha ido creciendo de manera considerable y que está teniendo su refrendo en la nómina de actuantes en el concurso, debería ser considerado una alegría en general para todos los sectores. ¡Pues no señor! Resulta que casi es un problema, un problema para los grupos masculinos porque equivocadamente ven un competidor más en la carrera de coplas hacia una final ya difícil de conseguir. Se trata de un problema para la propia organización del certamen porque no contaba con esta papeleta y además teme buscar un modo de tratarlo porque podría herir sensibilidades y levantar protestas de colectivos y ya llueve bastante en Carnaval como para aguantar otro chaparrón más. Se trata de un problema para las propias mujeres que participan porque les resulta sumamente difícil encontrar guitarras cajas y bombos (masculinos casi siempre) que quieran salir con ellas y es un problema para el jurado porque ante tal avalancha, siempre habrá bastantes grupos que además lo hagan bien y tendrían que pasarlas a escalas superiores en detrimento de las masculinas y ¡eso se muy fuerte!
De esta manera, la única solución que han encontrado hasta el momento es puntuar a la primera que cante y que valga la pena, acallando así voces comprometidas de colectivos molestos y puntuar a la baja a todas las demás.
El resultado de esto es cómodo para un jurado que no tendría problemas y desastroso para los grupos femeninos que siguen viendo año tras año que cada vez cantan mejor. Y por ello son menospreciados y olvidados en el pelotón de cola. Así lo veo y así  lo escribo.
¡Salud!