Final COAC 2020 Los Encaidenaos: Remolino sueña con romper las cadenas
Con las expectativas demasiado altas, la comparsa recuerda esa enfermedad que "robó la poesía y la alegría" a su tierra
Encadenarse a una idea, a un concepto, a un tipo. Kike Remolino se quedaba a oscuras con ‘La luz de Cádiz’ y al contrario ha encontrado ese fogonazo con estos encaidenaos. La presentación eleva el espíritu, su ritmo es un resorte y de ahí que el público se levante con esa primera letra. Contra el vanguardismo y la complejidad de otros competidores, García Rosado transmite con una obra que suena a Cádiz, a la raíz del Carnaval.
El pasodoble recuerda a los compases del Noly, a agarraos y hojillas, marcado por nudillos. “Cádiz, Desencadénate de los complejos del gaditano’. Del ombliguismo, del victimismo… Cádiz rompe las cadenas’. Es una música corta en duración, clásica en ese aspecto, con una clara presentación, trío y desenlace. El Remolino quiere decir algo y no necesita aderezos ni adornos superfluos. Directo. El punteo del Tato va marcando el inicio. “Cuando entras por las casas, vas nublando cada día’. Metafórica letra que es una arenga, una puñalada emotiva al cáncer. Que a esta tierra “le arrancaste la poesía, le quitaste la alegría”. Recuerdo a esos dos grupos, de Juan Carlos y Manolo, que abrían la final. Emoción que penetra como un escalofrío por la piel del aficionado.
La música del cuplé, que deja sin resuello a los intérpretes al unirse al estribillo, vehicula buenas bromas. Simpáticos. A su parienta que les encadena para ver a Bienvenido en el Pay-pay y el enésimo sobre la obesidad del alcalde Kichi.
“Las pequeñas cosas se echan de menos”. Remolino ha creado su mejor comparsa, la más gaditana de la final. Sencilla en el mensaje, más compleja musicalmente, brillante en la interpretación. Quizás las expectativas, el gran ‘juanete’ de este Concurso, le frenan en esta Gran Final en la que aspiraba a todo. Máxime conociendo las dotes de su autor. El primero se aplaude y el segundo sí provoca mayor respuesta del público, por la sensibilidad que despierta la más canalla enfermedad. Es reiterativo, al tratarse de la cuarta fase, pero la comparsa ha encontrado un fenomenal equilibrio para que brille en conjunto y no de manera individual.