El sistema de venta de entradas vuelve a fallar
A las ocho menos veinte, cincuenta minutos antes del inicio de la sesión, las puertas del teatro se abrían para que fueran entrando los aficionados. Documento nacional de identidad en mano iban entrando poco a poco los asistentes, aunque no todos lo tenían que mostrar. Sólo aquellos que compraron sus entradas por internet o que una vez pasada la pistola informática por el lector de la entrada presentaron algún tipo de problema para identificar al usuario tuvieron que mostrar su DNI. Aquellos que accedían al paraíso tuvieron que volver a mostrar su entrada por segunda vez. Incluso Antonio Martínez Ares tuvo que pasar por el trámite al entrar al teatro. El nuevo sistema ya ha sido objeto de coplas y la chirigota Los de la carpa comparó la situación del teatro con el bingo: «El que no tenga el DNI, no entra».