El primer plato de la fiesta gusta a todos
Aunque la fiesta siga igual, la rutina de este domingo de Ostionada, Erizada e inicio del COAC, ha sufrido un cambio fundamental. Este es el primer Carnaval de Cádiz en el que la figura de la ninfa se ha desdibujado, apartándola de los actos oficiales. Pero ellas, y los que la apoyan, se han reivindicado en la calle. En estos actos gastronómicos que más que un aperitivo suponen un primer plato. La renovación del compromiso con febrero que en 2017 se prolongará hasta avanzado marzo. El menú es de sobra conocido, aunque siempre de resultado imprevisible.
La carta de ayer ofrecía 650 kilos de erizos y 500 de ostiones, gratuitos. O del precio que cada cual le ponga a su tiempo. Algunos, jartibles, aguantaron hasta hora y media para hacerse con un combinado de ostiones, pimientos y cerveza o manzanilla en la plaza de San Antonio. La Ostionada que organiza la Peña el Molino desde 1986 transcurrió con total normalidad. Como toda la jornada.Pasado el mediodía comenzaba a llenarse la céntrica plaza gaditana. Donde, después de una semana helada, por fin calentaba el sol. El buen tiempo, las temperaturas diurnas más acordes con lo habitual en esta tierra empujó al pueblo en la calle. El trasiego de viandantes y coches se advertía ya desde la Avenida a esa hora. La fiesta, además de multitudinaria para los de aquí supone también un atractivo turístico.Y una oportunidad para los vecinos de la Bahía.
Entre ostión y ostión, las coplas de ‘La Dinastía’ de Salvador Longobardo, ‘La reina de la noche’ de Antonio Bayón, ‘A toda máquina’ de Alejandro Ariza y los coros juveniles ‘Un sueño hecho tango’ de Isaac Lavi y ‘El Reflejo’ de Francisco Montes. Por el escenario pasaron también las representantes de la Asociación de Ninfas del Carnaval de Cádiz La Piconera, que como el día anterior en la Pestiñada de San Francisco, leyeron un manifiesto reivindicativo y, sobre todo, en el que pedían respeto. «Que dejen de llamarnos mujeres floreros».
Y de allí a La Viña, para terminar, o empezar el peregrinar gastronómico. Menos sol, compensado por más personas, juntas, a ratos compartiendo mínimos espacios. Con el Manteca a rebosar, las barras de los bares con poco hueco para poner el codo, los canasteros gritando y vendiendo su marisco, «a cinco euros la docena», y los 650 kilos de erizos complicando las artes del comer a los miles de personas que se congregaron en las calles del barrio viñero.
La de ayer fue la número 37 de las Erizadas que organiza la peña El erizo, que dispuso un tablao en la confluencia de las calles Cristo de la Misericordia y Palma para que cantaran sus coplas varios grupos. Entre ellos la chirigota ‘Al borde del precipicio… los rancios’, del Noly, que debutará en el Gran Teatro Falla en la jornada del 9 de febrero. También sonaron las coplas del coro juvenil de La Salle Viña ‘Un sueño hecho tango’, el coro de adultos ‘A toda máquina’, la chirigota de Aguilar de la Frontera (Córdoba) ‘Enemigo público nº 1’ y la antología ‘Los cleriguillos’.
Como La Viña descansa en La Caleta, allí también se disfrutó de un gran ambiente. Y en todo el paseo al borde del mar, hasta desembocar en la Peña La Perla, donde se ofrecía una Mejilloná que también aspira a hacerse un hueco en las citas gastronómicas del Carnaval gaditana. Las bullas alcanzaron también otras plazas céntricas como San Juan de dios –la batukada Caipirinha le ponía el tono brasileño–, o la Plaza Las Flores. Ayer, Cádiz, se pegó el primer atracón de fiesta en la calle de este Carnaval 2017.