El jurado de la voz: Una noche a dos velocidades

La rapidez con la que se desarrolló la sesión contrasta con la sensación de que la jornada se hizo eterna

Se anuncian los nombres de las agrupaciones por megafonía y los nervios ya están a flor de piel. Es el primer día, el estreno de la agrupación, mezcla de sentimientos y de sensaciones que se funden cuando se alza el telón. En esta ocasión la comparsa de David Carapapa es la que lo vive en primera persona. Comparsa esperada por el público, muy trabajada a todos los niveles y con incuestionable nivel. Un tipo que luce  bonito y bien presentado. Haciendo gala de una interpretación al estilo de lo que está siendo la modalidad de comparsa. Bien cantada con gusto y sin abusar de las estridencias.

Solo pequeños destellos que no chirrían en la afinación y que acompañan la melodía contrastan con una interpretación donde destaca el tenor. Las letras quizás de las de preliminares, de esas que pueden ser mejorables y sin duda lo serán. Tras de la actuación cuentan con un lugar privilegiado en la clasificación.

Posteriormente, fueron varias las agrupaciones que se colaron entre el pelotón de grupos que conforman la parte media de la tabla y es que la sesión no mantuvo el punto de calidad con el que comenzaba la noche. La sorpresa fue que el farolillo rojo en la modalidad de cuartetos tiene nuevo dueño.

Y es que, ‘Caña aquí, `pin, pin, pin’ era el nombre con el que se presentaba un cuarteto recién llegado de juveniles. Bueno, aún hay tiempo para ir mejorando, se valora positivamente la intención.

Afortunadamente, vimos el cielo abierto gracias a una agrupación con algo de ángel, el coro “Gloria Bendita” de Procopio y Chapa. Dios (diosa, en este caso) bendiga este momento de gloria que dio algo de altura a la noche. Noche que, a pesar de ir rápida en las actuaciones, en algunos momentos se hizo eterna.