El foso de los idos

Esta  idea que voy a exponer aquí no es mía; el copyright pertenece a un amigo mío que, como no sé si quiere que la publique, pues no voy a decir su nombre y así me evito cualquier tipo de problema posterior. Ya, con el tiempo, si la idea cuaja (que lo hará porque es magnífica), daré sus datos.
Se trata de lo siguiente: El Gran Teatro Falla, que es de la ciudad de Cádiz, tiene, como muchos gaditanos sabemos, un gigantesco entramado de vigas de madera que son las que le sirven de sostén al escenario de la casa los ladrillos coloraos puesto que éste está construido sobre un foso.
Pues bien, se trata de que entre esas vigas y en los lugares más accesibles, se elaboren unos anaqueles bien construidos con sus puertas de cristal y su correspondiente iluminación.
Una vez construidas esas repisas, el Ayuntamiento de Cádiz lanzaría un bando en el que comunicara que todo aquel carnavalero que cumpliera un mínimo de diez años saliendo en agrupaciones, tendría derecho a reservar previo pago de un canon, un espacio en ellas para colocar, cuando se muriera, el ánfora con sus cenizas. Por supuesto, en cada espacio iría una placa con el nombre del propio finado.
Las repisas se podrían distribuir como quisiéramos: unas para autores (letra y/o música) y otras para directores, coristas, comparsistas, chirigoteros o cuarteteros. A primeros de noviembre, cuando dedicamos eso dos días a recordar a nuestros ausentes, se podrían organizar visitas guiadas para que los gaditanos vieran, además de el espectáculo de la selva de vigas, las ánforas de los amigos y compañeros muertos.
Por supuesto, al principio habría pocas que visitar, pero, con el tiempo, incluso habría que ampliar los días de visitas.
Esa sala, que bien podría llamarse en un futuro El Foso de los Idos, pertenecería, para su organización, administración  financiación y mantenimiento, al Museo del Carnaval; y, en este caso, sería ese organismo quién decidiría la cuantía de la tasa que habría que satisfacer para que pudiera ser depositado allí.
Ni que decir tiene que el propio Museo se encargaría de realizar los trámites bancarios necesarios para que quien lo solicitara así, pudiera pagar dicho canon a plazos; porque de la misma manera que hay autores con  posibles suficientes como para hacer frente a esos gastos, también los hay cuyas familias pudieran quedar en el desamparo una vez fallecido quien proporcionaba el sustento. Piénsenlo, verán que la idea no resulta del todo  mala.
Mañana será otro día.