El año más duro para los artesanos

Con los recortes no tenemos ni para forillos. Lo dicen ?Los auténticos tíos de la Tiza? en su chirigota y lo acatan otras muchas agrupaciones, asfixiadas por lo que la mayoría en estos tiempos, la crisis. Con el presupuesto más ajustado que el contenedor que les vale de disfraz, ?Los recortaos? traen este año un mensaje de austeridad que acompañan con el reciclaje de las tijeras que ya sacaran cuando se metieron en el papel de peluqueros. Gana el ingenio y la imaginación, pierde la belleza y la espectacularidad de las puestas en escena.

Ya se ha escrito mucho de lo que cuesta -en el sentido económico- concursar cada febrero en el teatro gaditano, una inversión que no se recupera si ni siquiera se pasa de fase. Manu, de Artifex, lo recuerda: «un forillo normal, cuesta entre 1.600 y 2.000 euros». Y claro, en este año ellos también han visto recortados los encargos. De su empresa han salido algunas de las escenografías más llamativas de este Carnaval. Suya es la preciosa recreación del bar Gavilán de la comparsa que lleva este nombre o el escalofriante conjunto de ?La ola?. De chirigotas, los de Artifex han diseñado el atrezzo de la revelación de este año ?Los de gris? y el siempre competitivo grupo de El Canijo, que en esta ocasión ha devuelto al respetable a los tiempos del colegio. Aunque trabajo sigue habiendo, la crisis ha llegado a los artesanos. «Ya se notó el año pasado y en éste un poco más. Es normal porque hay menos dinero y solamente las más grandes pueden permitirse ciertos lujos. Normalmente éramos cinco en el equipo de Carnaval para preparar estos forillos, pero en este año solo somos tres», cuenta el diseñador, que dice haber recibido trece o catorce encargos. Este bajón de pedidos se compensa con los trabajos que tienen que realizar para el pregón y la coronación de la diosa. «Y ahí también se notan los recortes», explican desde Artifex.

«Ahora se recurre más a la inventiva para reducir gastos y, sobre todo, se apuesta más por el alquiler», cuenta Antonio Quintana, de RAS Artesanos. La empresa tiene un almacén con cientos de telones para alquilar, una fórmula que, según destaca Quintana, se está explotando mucho en estos dos últimos años. Su filosofía sigue siendo la misma: atender a los clientes más fieles, compromiso y responsabilidad. Once encargos han tenido para este tempranero concurso. Las punteras chirigotas de Selu, Remolino o Sheriff, los coros de ?La guaracha? y ?Cai milenaria? o las comparsas de Quiñones y Carapapas. «La dificultad de este año no ha sido solo la falta de dinero, si no, sobre todo, lo pronto que ha comenzado el Concurso. Paradójicamente, los grupos han tardado más en definir sus ideas», subraya el artesano.

Su empresa mantiene más o menos el mismo volumen de trabajo que en otros años no por el Carnaval, sino porque ha diversificado con éxito su oferta. Suya fue la escenografía que lleva por todo el mundo Sara Baras con ?La Pepa?, o con la que Els Comediants celebró el Bicentenario. Gracias a este buen hacer, los artesanos gaditanos no sufren tanto la falta de encargos de forillos para agrupaciones. Entre otras cosas porque «aunque la gente es más prudente a la hora de elegir, al final se pican y aunque no tengan los mismos recursos que antes, al final siempre hacen algo». De soluciones efectivas y baratas de este año en el Falla, valga el forillo que simulaba el sol de la sabana de ?OBDC Animals? o el propio forillo pancarta de los maestros. Si se trata de arte, en Cádiz hay donde elegir. Porque si hay otra forma de medir para estas empresas la importancia del COAC que no sea el impacto económico, esa es la de un bien intangible: la exhibición de su talento. «Indiscutiblemente el Carnaval es una plataforma para expresar cualquier valor artístico con una cobertura mediática sin igual. Ya sea para los letristas, los intérpretes o nosotros mismos, con nuestras propuestas escenográficas», sentencia Quintana. Y eso, claro, no hay crisis que lo frene.