COAC 2020: Cádiz se va al Uruguay

El Falla le devuelve a la murga uruguaya todo el cariño recibido; "Nos encantaría volver", apunta su 'capitán' Nicolás Assandri

Cádiz es una tierra que abre sus brazos al mundo. Su carácter comerciante y marino, el continuo trasiego de gente por estos lares, ha configurado el carácter hospitalario de esta pequeña ciudad. Tanto, que esta noche de domingo Cádiz se volvió uruguaya por momentos. Bastante tiempo antes de que se alzara el telón con la primera actuación, el público del Gran Teatro Falla interpretaba la presentación de Araka la Kana, La comparsa de Juan Carlos Aragón (2007).

Una canción inspirada en la murga uruguaya de la que toma el nombre y de la que también cogió la melodía y los compases de esta histórica presentación. El motivo de que el aficionado escogiera esta copla es que la función estaba marcada por la participación de una comparsa llegada desde Montevideo. Uruguayos emigrantes afincados en Madrid, afinados por el murguista Alejandro Balbís (que ha cruzado el charco para dar su toque a este proyecto), han dado el paso de traer los sones de aquella tierra tan lejana al Concurso del Falla. ‘La gaditana que volvió’ es un abrazo fuerte entre dos orillas.

Antes de su actuación, el escenario hervía. Los carnavaleros entonaban el credo con una precisión que seguro sorprendería en cualquier lugar del mundo. Porque Cádiz tiene compás ‘pa’ rabiar. Lo podía comprobar en el mismo lugar Jesús Otero, cónsul honorario de la República de Uruguay y por tanto representante institucional. Tomaba posesión el jueves y este ha sido su primer acto en dicho puesto. Al otro lado del océano y de la televisión, muchos paisanos se preparaban para ver la actuación con la señal de Onda Cádiz TV.

La magia se hacía presente. La fusión, este intercambio, iba más allá del Concurso. Así salían “emocionados” los componentes después de la actuación. Los rostros del murguero Alejandro Balbís y de Nicolás Assandri, dos de los capitanes de este proyecto, se apretaban para contener las lágrimas. “Ojalá no sea la última vez que cantamos en el Falla. Ha sido un trabajo enorme, un gasto necesario para el disfraz, y nos encantaría volver a encontrarnos. Yo cantaría aquí todos los días”. “Es un sueño cumplido”.