Cuando hasta para inaugurar un puente se cantaba Carnaval
Con la inauguración del puente Carranza, un festejo carnavalero recuperó algunas de las coplas gaditanas más célebres del siglo XX
Cajasol y su inversión en el Carnaval de Cádiz
A menudo se oye la frase de que, en Cadiz, durante todo el año es Carnaval. Que se aprovecha cualquier oportunidad para que se escuchen coplas. Sin embargo, no sería entendible que, cuando se acabó la obra del segundo puente, se hubiera organizado un certamen de coplas. Pues eso es lo que ocurrió exactamente hace medio siglo cuando, en 1969, se inauguró el puente José León de Carranza. Coplas de antología en un momento en que la libertad era un concepto muy distinto al actual.
Fue la ‘Agrupación de Amigos del tango’, dirigidos por Joaquín Fernández Garaboa ‘El Quini’, la que se encargó de interpretar las coplas, tangos en su mayoría, en la inauguración. En ella, hicieron un repaso por letras desde el año 1898. El acto estuvo presidido por Jerónimo Almagro (como alcalde) y Fernando Portillo (como presidente de la Diputación). En el encuentro se cantaron coplas de 14 coros distintos. El gran rango de años de las agrupaciones hace sospechar que se cantaron las coplas que, debidamente expurgadas por la censura franquista, habían quedado en la mente de los gaditanos. Claro que también hubo un pequeño truco. De esas agrupaciones, en cinco casos se tomaron las músicas para elaborar nuevas composiciones (que, el lector entenderá, no eran especialmente críticas con la situación política).
Anuncios en el certamen del Carnaval de Cádiz de 1969.
La repercusión del evento fue tal que se editó un libreto con las coplas que se cantaron aquel día. Valga para hacerse una idea aproximada que la publicación estaba repleta de publicidad de negocios de la época (una auténtica delicia para los amantes de la historia).
Coplas del siglo XIX
La agrupación más antigua que se recuperó fue Giralda, de la que se interpretó el popurrí. Entre las letras, «pero el mundo sabe que ese invencible Peñón hoy es del inglés, porque jamás pudo vencer el pueblo inglés al español en lucha igual franca y leal, y el águila se humilla ante el león. Esa es la bandera inglesa que se rinde al español». La agrupación está datada en 1898, año en que España vivía uno de sus momentos más dramáticos tras la pérdida de Cuba y Puerto Rico. Si usted cree que en nuestros días existe una exageración patriótica, se sorprendería al escuchar coplas como «España fue la nación que más gloria conquistó por la tierra y el mar se envidió su autoridad». Y lanzaba una proclama para navegantes: «Al grito sacrosanto de Castilla y León clavemos en lo más alto su glorioso pabellón, tiempo feliz que de fijo para siempre se gozó».
Coplas de antes de la guerra
Llama la atención cómo usaron la música de Los médicos modernistas (1902) para referirse a un asunto de actualidad. En uno de los tangos, rinde un homenaje a Antonio Martelo, el Séneca, del que en esa época estaban emitiendo una serie en televisión. Pero no al personaje en sí, sino al actor que lo interpretaba, y que falleció en un accidente de tráfico. «A este artista consumado, que la historia le llorará, personaje de fantasía de un gran poeta de esta ciudad, le decimos emocionados: ¡Séneca, descansa en paz!» Al poeta al que hacen referencia es a Pemán, creador del personaje.
Del año 1914 rescatan dos composiciones de dos coros, Los pamperos y Los trovadores. De los primeros, interpretaron en la inauguración del puente un piropo a Cádiz. El coro cantaba: «Que son luceros por su belleza las gaditanas. Y con el alma le saludamos de corazón. A los obreros, industria y comercio, también a la prensa, de esta población bendita sea mil veces esta tierra. Por su nobleza eres la primera y, aunque te viste en mal situación, tú has sido siempre gloria y encanto de la nación». De Los trovadores, se rescató un cuplé en que hablan de que «en la calle Santa Inés, sitio de muy poco tránsito, hemos visto instalado el museo iconográfico». Lo mejor es el remate, en el que dice que «Del mono que pegó el tiro también se conservan las escopetas y un pañuelo con sangre que tienen colgado detrás de la puerta. Fue de un guerrero francés que quiso entrar a Cádiz y se hizo la mosqueta».
‘Los amigos del tango’
De un año antes de que estallara la Guerra Civil fueron Los Pamplis. De este coro de 1935, la agrupación de Quini cantó un tango que en aquella época se dedicó a un funambulista. «Aquel equilibrista que a Cádiz vino y nos dio el disgusto, porque sobre el alambre nos da susto». Prosigue con que «Muchas de las personas tomaron tila porque creían que aquel titiritero con el carro iba a la Bahía». Un año antes, Los vendedores de erizos le habían cantado a, qué curioso, las coplas antiguas. «Cantar, solo vengo a cantar esos tangos de Carnaval que dejaron nuestros abuelos. Llorar, yo no sé si voy a llorar, y no se vayan a asustar si en un instante saco el pañuelo». Una letra que podría cantarse hoy mismo, con versos como «olé mi tango que llega dentro del alma, que el que lo escucha tiene que tocar las palmas».
Curioso es el tango de Los Pelotaris, que en el año 1927 ya advertían de que Cádiz se dividía en dos: «El que de Cádiz hace su ideal y a él se entrega con plena ilusión y pone su empeño, alma y corazón. O el que se afana por su carnaval por su tipismo y su tradición solo por alcanzar pura satisfacción».
Por su parte, en 1928, Los jardineros botánicos cantaban con mucha retranca contra la censura: «Tiene la botica sus plantas aunque todas son medicinal se presentan a veces enfermedades muy difícil de curar. Todo el que padezca de la lengua que se pegue un tiro por la nuez y si no le entra el garrotillo esté tranquilo que Nieto carga con él».
Coplas tras la Guerra Civil
Una vez acaba la Guerra Civil las libertades se vieron reducidas en todos los aspectos y el Carnaval no iba a ser una excepción. La siguiente agrupación que aparece recogida en este catálogo ‘ex profeso’ es la de Los Cantores, del año 1953. De aquella agrupación se escogió hablar del metacarnaval, que no es algo que se haya inventado ahora. Así, el tango decía: «Los tangos de nuestra querida tierra son dignos de su memoria el mundo aguarde. Son gloria de la Tacita de Plata por su salada alegría, primor de Cádiz. No depende de grandes maestros, ni tampoco de excelsos poetas para que el alma del pueblo las cante».
Con posterioridad a esa fecha, todas las letras son adaptaciones de agrupaciones antiguas. Como la que se realizó de Los Calés, de 1951, en la que con su música se cantó precisamente al nuevo puente. La letra rezaba: «Por fin ha llegado el día tan jubiloso que estrena la tierra mía el puente maravilloso que cruzando la Bahía va derechito a Puerto Real».
Una de las adaptaciones que se realizaron corresponde a una agrupación del año 1928, el coro Las Flores. Y trata un tema tan de rabiosa actualidad como es el de recordar coplas de Carnaval. Así, en uno de sus tangos reza «Los amigos del tango le saludamos a todos, forasteros y gaditanos, son nuestras pretensiones Cádiz, ciudad querida de recordar canciones que hace ya tiempo están dormidas». Y reivindican el arte gaditano con su «aquí es donde mejor se canta, aquí, aquí comparsistas nunca faltan». Y pide «tesón, tesón para conservar su rango, ¡este grupo de coristas jamás permiten que muera el tango!»
Si se ha quedado con ganas de conocer más coplas antiguas, la biblioteca Celestino Mutis tendrá en exposición el libreto de la inauguración del puente hasta el próximo 31 de marzo. La entrada es gratuita.