El Carnaval de Cádiz como arma de resistencia
La comparsa de David Carapapa se estrena en el Falla con un repertorio nuevo y original, con la copla como respuesta a la pandemia
David Carapapa: “La motivación de gustar a la gente es mayor que la de ganar un Concurso”
El coronavirus contagia las coplas del Carnaval de Cádiz
Las coplas originales, frescas, inéditas, regresaron al Gran Teatro Falla cuando pocos lo esperaban. Es el Carnaval de Cádiz como arma de resistencia, como filosofía vital de rebeldía frente a las injusticias de la sociedad. Llámese guerra, dictadura, represión o pandemia. Este martes, caja, bombo y guitarra, al ritmo del 3×4, impulsaron las voces de 15 almas que hace pocos meses decidieron emprender su camino sin tener nada claro el destino.
La comparsa de David Carapapa ofrecía sobre las tablas del templo de ladrillos coloraos una nueva agrupación concebida para esta etapa crucial, sin más pensamiento y pretensión que el de agradar al aficionado y dar rienda suelta al talento de esta tierra. ‘Carretera y manta‘ es la apuesta de David Márquez Mateo, que pese al cambio de concepto suena como si aquí no ocurriera nada. No hay Concurso ni competición, esta vez el premio tampoco lo da una calle que debe estar casi desierta, y sin embargo sigue habiendo Carnaval. Porque el Carnaval forma parte del gaditano y mientras haya garganta para cantar un pasodoble, un tango o un cuplé, siempre se ganará la batalla al silencio.
>> FOTOS: Así ha sido el regreso al Falla de la comparsa ‘Carretera y manta’
Un enorme carromato coronaba la escena. Esa carreta que estos buhoneros convertían en un escenario con vida propia y los motivos del Gran Teatro Falla. Artistas ambulantes que venden Cádiz por el mundo, viajeros a lomos de esta carroza de sus sueños. Colorido el disfraz y maquillaje, atrevido el tipo, la comparsa rezuma gaditanismo con sus sones añejos y clásicos. Márquez Mateo regresó a la senda castiza con los Ángeles y guarda precisamente ese sabor de antaño en sus nuevas creaciones, deliciosas en la melodía del tenor.
La presentación, dividida en dos tramos para reflejar el cambio del personaje, se prolongaba en una primera letra confeccionada a medida para la ocasión. El autor aprovechaba la relajación y espontaneidad que impiden el Concurso para interpretar el pasodoble de medida con una voz femenina. Cumplió su promesa. “Y si quieres juntos lo cantaremos“.
Cuplecitos chirigoteros marca de la casa y un popurrí con mucho que decir en estos tiempos. Y además, libre “de la mafia del concurso”. Porque esta comparsa “coge carretera y manta por ti”. La cuarteta de las cuatro flores y su jardín culminaba en el epílogo, un canto a la esperanza, pues “volverán los besos y las caricias”.
Repaso a la Corona a los 40 años del Golpe de Estado, aplauso en forma de copla a los sanitarios, la morfina de telecirco y un mano tendida hasta el final con nuestros abuelos para completar un repertorio digno de ese febrero que dura doce meses cada año. Y estos artistas continuaron su testamento inacabable, como duendes, como Dioses, como muñecos, como marqueses…