Autores, romanceros, veteranos y ahora acabados…

El Carnaval tiene un denominador común: la división. Las opiniones, los gustos, las puntuaciones o las risas se reparten a partes desiguales cada mes de febrero. Dentro y fuera del teatro, esta fiesta está marcada por la confrontación, que se transforma en burocracia a la hora de explicar sobre el papel diferencias insalvables.
El mayor ejemplo de esta disparidad de criterios que convierten cada mes de febrero en un tira y afloja de coplas envenenadas es el gran número de asociaciones que representan a los artífices de la fiesta por excelencia de la capital.
Su crecimiento en los últimos años ha sido espectacular y en tres ediciones se ha pasado de seis a nueve colectivos carnavalescos  que se mueven al amparo de intereses contrapuestos.
Autores, intérpretes, coristas, romanceros, veteranos y hasta los acabados del Carnaval se han unido bajo unas siglas en torno a unos ideales que en el fondo son siempre los mismos: la defensa de su papel en la fiesta. Sin embargo, cada uno hace la guerra por su cuenta y, en numerosas ocasiones, acaba con un enfrentamiento directo entre ellos mismos.
La rivalidad entre algunos de estos colectivos ha acabado incluso en los tribunales, como es el caso de la Asociación de Intérpretes y Ejecutantes del Carnaval de Cádiz (Asín-é) que recientemente ha denunciado al Patronato– el órgano encargado de organizar el certamen de agrupaciones y donde están presentes las asociaciones de Autores, Coristas, Colectivo de Autores Independientes y Antifaces de Oro– ante la negativa de estos a proporcionarles cierta información. Un hecho que roza el surrealismo si tenemos en cuenta que los socios que componen las entidades enfrentadas después concursan en una misma agrupación, defendiendo el mismo repertorio, al mismo autor. Más rocambolesco resulta aún que algunos de sus integrantes  forman parte de varias entidades a la vez, las cuales defienden ideales diferentes.
La decena de colectivos que representan al Carnaval se pueden dividir en varios grupos. Por un lado, están Autores, la Asociación de Coristas y el Colectivo de Autores Independientes, que a día de hoy son los más fuertes porque tienen representación en el Patronato del Carnaval y son los encargados de tomar las decisiones más importantes en torno al concurso. La única diferencia entre ellos es que unos luchan por los derechos de letristas y músicos; otro por los autores y componentes de la modalidad de coros y, el último, por los compositores que se consideran independientes. Tras estos se encuentran los colectivos de José Antonio Valdivia, el de Ezequiel Arauz Salmerón y los coristas de El Cañón, que durante años han reivindicado su presencia en este órgano al considerar que tienen una importante representatividad en la fiesta.
Por último, están la Asociación de Romanceros Gaditanos , que ha sido la primera entidad que se ha creado para representar a una modalidad que no forma parte del concurso. Gracias a este asociacionismo, el colectivo ha conseguido mejoras para el romancero, como el traslado de su concurso al Gran Teatro Falla.
Los últimos
La última en incorporarse a este circo de uniones y desuniones ha sido la Asociación Gaditana de Acabados del Carnaval. Ha surgido entre los miembros de una chirigota ilegal y, por tanto, defienden el papel de la calle en la celebración. Sin embargo, a diferencia del resto de las entidades, no pretende formar parte del Patronato sino simplemente difundir la cultura gaditana.
Además de todos estos colectivos, la celebración de la fiesta en la calle también ha generado la creación de otras muchas asociaciones carnavalescas o peñas, que son las encargadas de organizar las actividades durante la semana oficial.
Y así, asociación a asociación, sigue construyéndose una fiesta que más que unir a sus devotos lo que hace es llevarles a tener que elegir. O está conmigo o estás contra mí. Ésta es una cuestión carnavalesca: ¿Está el Carnaval asociado a la división?.