Autores de ida y vuelta
Con esta letra se despedía José Luis Bustelo del concurso de
agrupaciones hace tan sólo cuatro años. Su comparsa Los Acuarela ponía
la guinda con este pasodoble cantado en la Final a la trayectoria de su
autor. Sin embargo, lo que son las cosas del Carnaval, Bustelo ha
vuelto este año como músico de la comparsa de Quiñones y por tanto a la
primera plana de la fiesta. Son idas y venidas que se han ido
repitiendo a lo largo de toda la historia del Carnaval. Los años
sabáticos se han convertido en el remedio del coplero para
desintoxicarse de tanto certamen y del nivel de exigencia que marca el
respetable a los autores que se encuentran en lo más alto. Por eso,
todos los grandes han tenido que pasar por este trance. Antes que
Bustelo lo hicieron otros comparsistas como Antonio Martín, Pedro
Romero, Enrique Villegas, Joaquín Quiñones, Los Majaras, Los Gitanos o
Tino Tovar, así como chirigoteros como José Guerrero ‘Yuyu’ o José Luis
García Cossío, ‘Selu’. Los coristas tampoco se salvan de esta moda, y
si no que se lo pregunten a Nandi Migueles, que aparece y desaparece
como el Guadiana. De hecho, es el que más años sabáticos se ha tomado
en la última década, ya que, como él dice, «éste es mi hobby y cuando
no me apetece hacer el coro para el concurso pues no lo hago y no pasa
nada. Es como cuando te hartas de jamón y lo terminas aborreciendo. Eso
es lo que me pasa a mí con el certamen». El autor no cree que los años
sabáticos le permitan concursar con ventaja, «ya que aunque tengas
tiempo el año anterior para preparar el repertorio, se deja todo para
el final, ya que lo que más gusta es la actualidad», añade.
Sin embargo, Migueles es de los autores que afirma que no se
dedicará una letra de despedida hasta que esté completamente
convencido. A su juicio, «el día que escriba algo así, la gente podrá
pensar que hasta aquí ha llegado Nandi en el Carnaval, porque las cosas
hay que verlas en frío y no con el calentón de un cajonazo o un mal
año».
Ventaja o inconveniente
Antonio Martín, uno de los autores que también ha probado esta
receta, asegura que «yo nunca me he marchado del Carnaval, o el
Carnaval nunca me ha dejado marcharme». Según el veterano coplero,
«cuando no he figurado como autor de ninguna agrupación, he compuesto
más que otros años, lo que pasa que lo haces para echar el cable algún
amigo y no figuras de forma oficial». Aunque Martín reconoce que cuando
dejó de sacar su comparsa lo hizo para descansar, lo cierto es que en
una letra de Los Contrabandistas-la comparsa que hizo para cantar en la
calle el año siguiente a su retirada-muestra cierto desengaño a lo que
ocurría por entonces en el certamen de agrupaciones, quizás porque el
año anterior se quedó sin el primer premio de la modalidad con
Patiovecino, que fue a parar a Antonio Martínez Ares, que ese año
sacaba Los Piratas.
En su copla, Martín escribía: «ya se acabó el ser yo, por capricho
de cuatro listos, la referencia pa quitar o poner, y además soportar su
indulgencia. Que no se pare el Falla porque a rey muerto, rey puesto,
pero a ver quién me para a dar rienda suelta a mis sentimientos». No
obstante, en este pasodoble mostraba su añoranza por el Falla y se
dejaba entrever un posible regreso.
Antonio Martín asegura que el volver al concurso después de unos
años retirado es un inconveniente más que una ventaja para la
agrupación. Según el coplero, «cuando estás fuera del Carnaval y no te
presentas al concurso, la gente se olvida de ti y no se acuerda de lo
que has hecho con anterioridad. Por eso, te tienes que esforzar mucho y
cuesta trabajo hacerse un sitio entre los de arriba». En este sentido,
Martín asegura que en estos últimos años, muchos jóvenes le han dicho
que le han descubierto, a pesar de que ya lleva cuarenta años haciendo
coplas y es uno de los autores más prolíficos de la fiesta.
Y es que parece que el Carnaval es un veneno que acaba cautivando a
todos los que alguna vez lo han probado. Muchos dijeron que no
volverían é incluso han criticado todo lo que se movía en el certamen y
hoy en día se han tragado sus palabras y han vuelto a componer. Y es
que, donde dije digo, digo Diego.