Ares y Rivero sellan su pasaporte a la gloria
La eternidad aguarda al valiente, a quien se atreve y reúne el talento suficiente para convertir el riesgo en gloria. Antonio Martínez Ares aceptó el envite y regresó 13 años después para recuperar el trono con ‘Los cobardes’. Un año después, en lugar de acomodarse y descansar sobre las líneas trazadas de su éxito, tomaba su barquilla para largarse a la otra punta de su creación. Hasta crear quizás su mejor obra, seguro la más compleja y ‘cuasi’ perfecta. Con otra monumental tanda de pasodobles, unido a un repertorio que no flaquea en ninguna pieza, sellaba su pasaporte a la gloria, que en Cádiz está a dos días de distancia.
También lo hacía Luis Rivero, con menor brillantez pues la competitividad es distinta en la modalidad, pero con la satisfacción de que la idea que trajo hace siete años ha fraguado y ha posibilitado el cambio de tendencia deseado. Que eso incluso tiene más valor que un primer premio.
El resto, sigue a expensas de lo que decidan los de arriba. El designio terrenal, que no divino, por lo que cabe el fallo en el Falla. Tino Tovar ha ido remontando durante el Concurso, cada vez ha sonado mejor, pero su filosofía ha llegado un poco tarde. Aunque más vale tarde que nunca.
La batalla en la chirigota clásica es tremenda por el paso adelante de Los Molina ‘Pa religión, la mía’, y los cuplés algo flojitos de ‘Los de Cádiz norte’.
En esta tercera semifinal, ‘La reina de la noche’ volvía a demostrar que tiene un hueco entre los elegidos, lo que confirmaría ese cambio de tendencia mencionado. ‘Los camballá’ y ‘Los Indiana Jones’ se han quedado un poco atrás, pero con mucho mérito y dignidad.