Carnaval de Cádiz 2019: “El COAC nos ha estallado en las manos”

Autores, jurados y periodistas analizan los problemas del Concurso Oficial de Agrupaciones del Carnaval de Cádiz tras los incovenientes surgidos este año en la organización

El Concurso de Agrupaciones del Carnaval de Cádiz 2019 (COAC) ha alcanzado tal éxito, que nos está aplastando». Así resumía Antonio Rivas, autor y presidente de Antifaces de Oro, la problemática que acecha al certamen de coplas del Gran Teatro Falla y que lo ha situado en el punto de mira este año, en el que el exceso de participantes y las dificultades para elaborar un calendario han sacado a relucir serios problemas en su organización.

Precisamente este asunto fue abordado en el encuentro sectorial de Carnaval organizado el pasado jueves por la Fundación Cajasol en la Casa Pemán y que estuvo coordinado por la columnista de LA VOZ, Yolanda Vallejo. La entidad reunió a importantes personalidades de la fiesta y de los colectivos carnavalescos, entre los que se encontraban José Antonio Vera Luque, Antonio Rivas, Humberto González, Nandi Migueles, Iván Romero Castellón, Ángel Gago, Aurora Martínez, Antonio Fernández-Repeto, Paco Moya, así como representantes de los medios de comunicación como Mírian Peralta, Juan Manzorro, José María Aguilera, Tente González y José Juan Ramos.

¿Una organización municipal?

La organización del certamen centró gran parte de un debate que dejó una conclusión: el interés mayoritario por dejar la organización en manos del Ayuntamiento de Cádiz. Eso sí, con muchos y muy diversos matices, pasando cada uno de ellos por la participación de los colectivos en la toma de decisiones, aunque quizás con un carácter más consultivo que el poder ejecutivo del que goza en la actualidad como miembro activo del Patronato, donde tiene voz y voto. «El Concurso debe estar organizado por el Ayuntamiento pero los políticos nos tienen miedo a los que hacemos el Carnaval, y por eso renuncian a su organización y nos lo dejan a nosotros», comentaba Humberto González, representante de la Asociación de Comparsistas en el Patronato.

«Yo lo que creo es que el Ayuntamiento somos todos y que en una democracia participativa, los colectivos deben contribuir de alguna manera en la toma de decisiones. Ahora bien, lo podemos hacer de forma consultiva y que sea el Ayuntamiento el que tome la última decisión, pero los colectivos deben estar representados», apuntó Rivas, que reivindicó la lucha emprendida hace años para que los colectivos pudieran estar en el Patronato.

Autores, periodistas y jurados diagnostican los grandes problemas del COAC

Antonio Fernández-Repeto, corista y jurado en varias ocasiones, puso el punto de mira en lo contradictorio de un Concurso organizado por los mismos que participan. «Debe haber un organismo directivo político, sin implicación de las agrupaciones, ya que hay decisiones que implican directamente a las agrupaciones. Se puede crear un Patronato de opinión, donde se recojan las inquietudes de todos los sectores», apuntó.

Más allá quisieron llegar el cuartetero Ángel Gago y el que fuera presidente del jurado, Paco Moya, al cuestionar el por qué del actual Patronato y su representatividad. «No entiendo por qué tienen que estar los artesanos, la cantera o los Antifaces de Oro. Deben estar solo las cuatro modalidades, que son las verdaderamente implicadas en la organización. Desde luego, no podemos negar que el Concurso nos ha explotado en las manos a los colectivos», apostilló Gago, mientras que Moya incluso llegó a poner de relieve la escasa representatividad que pueden llegar a tener estos cuatro colectivos sobre todos los participantes. «¿A quién representan estos colectivos? ¿Cuántas comparsas o chirigotas de las que participan este año están en las asociaciones?», preguntó. Ante esta situación, el periodista José María Aguilera reprochó la escasa implicación de gran parte de los participantes para encontrar posibles soluciones a un conflicto que, a su juicio, pasa por trasladar la organización a manos municipales. «No se puede ser juez y parte», sentenció.

Nandi Migueles ahondó en la incapacidad del Consistorio y sus técnicos para poder asumir al completo la organización y advirtió de la implicación política que puede llegar a generar en el certamen. «Estaríamos hablando de decisiones que podrían tomarse en el Pleno por parte de partidos políticos y que van a afectar al Concurso, que dejaría de ser popular», apuntó.

La sensación de improvisación que ha dado este año la organización del certamen y la inevitable mala imagen que genera a un espectáculo de la categoría del COAC salió a la luz y se plantearon fórmulas para que esto no vuelva a ocurrir. «Es cierto que no se puede diseñar un calendario cerrado en marzo, pero hay que hacer una previsión y no se puede esperar a noviembre para empezar a trabajar», apuntó Aurora Martínez.

¿Limitar la participación?

La limitación del número de participantes fue uno de los asuntos más controvertidos y que mayor disparidad de criterios generó en este encuentro. La mayoría de los invitados localizó en el exceso de grupos el foco de todos los problemas que afectan a la organización del certamen. Así lo aseguraba el propio Iván Romero, que ha participado en la elaboración del calendario de esta edición. «Podemos sentarnos en marzo y tener un calendario perfecto, pero el problema es que lo anterior lo tenemos que dejar en el aire porque no sabemos cuántas agrupaciones se van a inscribir», apuntaba en el inicio del debate.

Sin embargo, cuestionaba la solución aportada por muchos de los participantes. «El Carnaval y los límites no pueden ir de la mano. El propio alcalde es tajante y ya nos ha transmitido que en Cádiz no se va a prohibir la entrada a nadie y menos si es para expresarse. Se perdería la esencia de Cádiz como cuna de la libertad», explicó Iván Romero, autor y representante de la Asociación de Cuartetos. Sin embargo, fueron muchos los participantes que pusieron sobre la mesa otras medidas enfocadas a disuadir la llegada masiva de inscripciones.

La mayoría de los participantes defiende que la organización pase al Ayuntamiento

«Es un problema que cada año crezca el número de participantes y disminuya el número de grupos de Cádiz. La gente nueva de Cádiz se queda en la calle porque tienen un respeto al certamen que no lo tienen los que vienen de fuera. Por lo tanto, esto hay que direccionarlo de alguna manera. Creando divisiones, por ejemplo, utilizando el símil con el fútbol. Y quizás hay que sacar la segunda división del Falla», expuso Vera Luque.

Más tajante fueron Ángel Gago y Nandi Migueles, que propusieron un cupo máximo de participantes, al igual que Fernández-Repeto, que advirtió de los peligros de esta apertura. «Tenemos que adelantarnos a los acontecimientos. Nos estamos dejando colonizar y no estamos poniendo trabas», argumentó.

«Hay que reformular el COAC y dejar de incentivar un incremento de participantes año tras año. Incluso penalizar a ciertas agrupaciones con no participar si no dan un mínimo nivel el año anterior», propuso Mirian Peralta, con quien Antonio Rivas compartió la visión, aportando medidas como adelantar el plazo de inscripción al mes de septiembre o eliminar el pago que reciben todos los participantes en concepto de derechos de imagen tan solo por participar. «El Concurso puede morir de éxito y nosotros debemos anticiparnos. Hay que hacer política para que no vengan grupos que no interesen al Concurso», apuntó el Antifaz de Oro.

Vera Luque subrayó incluso los problemas que se pueden generar si no se pone cierto límite a la participación, al igual que Paco Moya, que aportó su visión desde el punto de vista del jurado. «Un Concurso tan largo desvirtúa la competición entre los grupos», apuntó Vera Luque, mientras que el expresidente del jurado añadió: «El jurado pierde hasta la referencia. No puedes comparar grupos que han actuado con casi tres semanas de diferencia».

En contraposición, Tente González quiso reivindicar la defensa de la libertad de expresión en el marco de un concurso de Carnaval único en el mundo. «No hay lugar en el mundo en el que tengas la posibilidad de subir a un escenario y decir lo que piensas, sea lo que sea. Y eso hay que cuidarlo», agregó. Ante este argumento, muchos optaron por la puesta en marcha de una fase anterior a la preselección que permita, de manera justa, elegir a los que deben concursar.

Éstos fueron los principales asuntos que dejaron sobre la mesa muchos de los actores del Concurso. Sin duda, sus palabras denotan que existe preocupación en torno a un certamen que tal y como aseguró Iván Romero, «funciona como un reloj», pero sobre el cual ya empiezan a pesar ciertos achaques. Estos 14 representantes hicieron su diagnóstico, pero ahora falta lo más difícil, poner de acuerdo a todos los responsables para encontrar el tratamiento más efectivo.

¿Censura o autocensura en las tablas del Falla?

Lo reconocen los propios autores del Concurso de Agrupaciones del Carnaval de Cádiz: hay censura y autocensura en el Concurso. La incursión de las redes sociales, la extrema apertura de las coplas, adquiriendo incluso una dimensión nacional, el cambio en el perfil del público que llena el Gran Teatro Falla en cada una de las sesiones ha abocado a los que hacen las letras a adoptar un tono más correcto en la elaboración de sus repertorios. Así lo reconocía el propio Nandi Migueles, que el pasado año se vio obligado a cambiar una letra ante la amenaza del jurado, o Iván Romero, apuntando hacia las redes sociales, que todo lo cuestionan. Vera Luque era tajante: «El hecho de que te llegue una citación judicial a tu casa, como le pasó el año pasado a la chirigota de Sevilla, te condiciona en años venideros. Desde luego, te piensas mucho lo que vas a escribir porque no quieres tener problemas». Asimismo, los autores coincidían en la preocupación, cada vez mayor, de
no ofender a nadie, algo que a su juicio, ha coartado en cierta medida, la libertad de expresión.