La guayabera

Localidad: Cádiz
Juan Carlos Aragón Becerra
Año 2015: Los millonarios

PASO POR SEMIFINALES

San Benigno:
Cuando ustedes lean esta crítica yo ya estaré en Cuba. Sí, paso de Cádiz, me voy a La Habana, que estoy ‘tó enamorao’ de las cositas que ha contado esta noche Juan Carlos. La presentación embelesa, cantada con la fuerza justa. El grupo de voces es magnífico. No puede ser menos para no desmerecer letras como las de esta noche. La primera, de pasodoble, es para una playa dorada, playa perdida, playa de vida y juventud. Playa canalla, playa encendida, playa amarilla, plata y azul. Otoños de playas desiertas, de recuerdos náufragos, de novias muertas, de sombras frescas. Playas de noviembre a solas con el faro de tus ojos claros. Eterno templo de los amantes. Cambia el siglo y perdura la playa, todo pasa y todo llega menos las murallas. Playa que calla al llegar el invierno para que suene la gran tempestad. Ay, cuando vuelve la brisa de primavera temprana vuelve a brotar la sonrisa en la playa gaditana. Y en el verano nace el sol por Cortadura y en La Caleta se muere. Y en la playa de las Mujeres entretiene su jornada pintándole a Cádiz la cara plateada para que brille sobre la mar. Un gaditano mira a la playa y ve la cara de su ciudad. En el fondo, el alma de la Tacita. El sello de Aragón es inconfundible. Cantan en el segundo pasodoble que los niños juegan, duermen, sueñan, nosotros no. No les contemos la gran mentira de nuestra vida: la educación. La vida que van a vivir no es un cuento de hadas con final feliz donde los buenos ganan, sino una putada. La educación esconde hasta dónde son malvados los hombres. De la misma manera te hace un tonto a su medida. La educación no es ningún privilegio, sino un castigo de la sociedad, la que invita a que los niños vayan a un colegio donde un profesor te dice lo que está bien o mal. Es la vacuna contra el niño que protesta porque en su inocencia sabe que un mundo mejor hace falta y es posible. Por eso les dicen a los niños que ser rebeldes con los que mandan no es una falta de educación, porque si fueran niños los que mandaran y los que educaran a la humanidad seguro que la paz reinaría alguna vez en el mundo. Mensaje no falta desde luego. Dicen en un cuplé que ganan todos los juegos de sobremesa, menos al Trivial. La última que fallaron fue una de Carnavales: ¿Cuántas penas han cantado las comparsas desde los cuartos a semifinales? Exhibición de Ramoni en el estribillo. A partir de ahora le llamaré Ramonibillo. El segundo cuplé para los milagros que pasan en Cádiz, el más inexplicable es que en seis cuplés que van ya no haya salido un nabo en ninguna parte. Reivindican su revolución y sus opciones en el popurrí. Una maravilla.

El Maligno:
Mira, que al final no me voy a Cuba, que me voy ‘pá’ la playa a coger una bronquitis, pero una bronquitis linda.

PUNTUACIÓN: ****

Antonio Muñoz de la Vega

PASO POR CUARTOS DE FINAL

San Benigno:
Que no son cubanos, que no, que son de Cádiz y suenan a gloria. Cuando Juan Carlos Aragón exporta los ritmos del otro lado del Atlántico siempre acierta y esta vez el son cubano, la guajira, la guaracha, nos llevan a un viaje de ida del que regresamos paladeando unos pasodobles excepcionales. Vuelven a La Habana para presentarse con su guayabera y lo hacen con una afinación casi perfecta y una instrumentación que no deja lugar a los silencios. Luego llega un primer pasodoble en el que reconocen que no son libres, ni esclavos, ni millonarios. No son París, ni moros, ni cristianos. Son el barrio donde nacieron, que está en una ciudad que para ellos es el mundo, pero presa dentro de otro mundo, de otro país con un escudo y una bandera que no les representa. No hay bandera que hayan jurado, más que el pendón morado. Y en nombre suyo que se enteren de las fatigas que estamos pasando. Sin matar ni meternos en guerra desde Bruselas y Berlín están bombardeando a los pobres. Si en mi corazón queda un poco de amor o solidaridad, más allá de mi ruina, si hay que ponerse a llorar, lloraré por Palestina, por cada campo de refugiados y cada cuerpo que escupe el mar, dicen. Hay quien llora solamente el dolor televisado. El segundo pasodoble, para la mujer. En pleno siglo XXI no es oportuno que sea coronada como una diosa. Recrean un discurso que les suena a falso. Esa corona no representa más que el sueño vanidoso de una niña mona. Si la mujer quiere ser en los Carnavales algo más de lo que siempre fue le ha llegado la hora de soltar amarras. Que en su comparsa y su chirigota nunca haya nadie que no sea mujer, que nadie les sujete la caja y el bombo, que nadie escriba por ellas, que las canciones más bellas son las que salen del alma. Que la mujer al cantar, igual que al besar, necesita sentirse dueña de sus sentimientos, de su libertad y de lo que dice para no arrepentirse más de estar a la sombra del hombre que la arrincona como persona y como mujer. Ve mordiendo la manzana, que aquí el paraíso es el Carnaval y de ahí nadie te echará, aunque muerdas del árbol que te dé la gana. Hasta las ninfas aplauden. Fantasean en el primer cuplé con darle lo suyo a su jefe, pero lo único que han conseguido hasta ahora es que lo echen del trabajo. El otro, a lo bien que le ha ido al Tron en La Báscula. Y con la música, con su música, se derriten todas las penas. Gran popurrí. Gran comparsa.

El Maligno:
Ay que ver lo bonita que es la escena de amor de Javi Bohórquez con la mulata. No voy a decir de Goya porque tiene muy mala rima, pero que tiemble Al Pacino.

PUNTUACIÓN: ****

Antonio Muñoz de la Vega

PASO POR PRELIMINARES

San Benigno:
Pocas agrupaciones despiertan tanta pasión como la comparsa de Juan Carlos Aragón. Este año además llega al Falla después de las dudas sobre su participación y el cambio de idea del autor tras su paso por Cuba hace unos meses. El público lo esperaba como siempre, como nunca después del pelotazo del año pasado. No es fácil defender un primer premio y menos uno tan indiscutible como el de ‘Los millonarios’. Pero Juan Carlos no se amilana y se ve que las musas caribeñas han cruzado el Atlántico con él. En plena Habana vieja nos sitúa, con un montaje espectacular. En Cuba no tienen nada, solo Cuba, solo patria. La presentación es puro ritmo, con una orquesta brillante. Música maestro, que empieza el primer pasodoble y se van a explicar un par de cosas. El millonario que me escribía de pronto un día se enamoró de los encantos de una doncella, se fue con ella y se perdió. Yo que creía que ese hombre era diferente, que no caería en un error tan adolescente, resulta que estaba más loco que cualquiera y aquella niña lo volvió loco, más todavía. Se les rompió el corazón aquella noche de agosto cuando reunió a los quince y empezó a clavar puñales sobre sus cabezas. Que el mundo entero se entere que me caso mañana, que la comparsa para ustedes y me voy para La Habana. Que vuelva quien quiera que yo me voy con una mujer y no la cambio por nadie. Menos mal que me lo encontré en La Habana cantando esta canción. La luna de miel de Juan Carlos no ha acabado, sigue en el Falla. Antes con su mujer, ahora con su público. El segundo pasodoble dice que en sus recuerdos de Carnaval encontró una vieja fotografía, la de su chirigota. Por un momento sintió que su corazón despegaba a aquellos tiempos de sentir distinto. Por un momento sitió que su alma, presa en la plaza de la Libertad, entonaba una canción tan suya y gaditana, como las que cantaban su padre y su abuelo. Eran los chirigoteros, los de la fotografía, los del recuerdo que ni en cien días podrá olvidar. Quiero volver a la calle, porque no hay querer más puro en el Carnaval que cantarle a Cádiz con una chirigota. Ojalá haga caso a su corazón. Pero que no deje la comparsa, eh. Las dos cositas, que él puede. El primer cuplé a Teófila, que lleva muchos años de alcaldesa. A ver si le gana el Kichi. Ojo, que no se han equivocado, es que no les dio tiempo a mandarle allí mismo el año pasado. El otro cuplé rima todo el tiempo en ‘ato’ y se acaban cagando en los muertos del Patronato. Qué buen rato. En el popurrí hacen otra demostración de voces. Magníficas. Siempre en el tipo las cuartetas, repartiendo amor entre La Habana y Cádiz. Se ha dulcificado Juan Carlos, será el amor.

El maligno:
Como vieron que el otro día el cuarteto dio el pelotazo sacando a dos parejas bailando salsa se han copiado. Vaya tela. Lo que va a ser difícil es no bailar, sino cantar el pasodoble.

Calificación: ****

Antonio Muñoz de la Vega