UN DÍA CON... NANDI MIGUELES

Un cuartito de siglo y mil kilos de distancia para disfrutar

El padre de Los Niños vive sus días de actuación entre sencillas costumbres, paseos por la playa y, cuando toca, algún partido de voleibol desde el banquillo

Por  2:34 h.

Es de los pocos autores capaces de vivir su afición con distancia. Cada tres o cuatro años, descansa uno. Ha decidido ensayar dos días por semana y aunque es perfeccionista ejerce un sano escepticismo: «Aunque te pase lo peor, aunque te abucheen o te echen, al día siguiente todo sigue normal. Aunque ganes el mayor premio, al día siguiente no te jalean por la calle. Es un juego y conviene descansar cada poco. Alejarse, ver otras cosas, coger perspectiva». El que habla es Fernando Migueles, músico, letrista y director del coro de Los Niños que ayer cumplió 25 presencias con un coro en el Falla (no 25 años consecutivos). ‘Allegro molto vivace’ es su vigesimoquinta apuesta personal y colectiva. A pesar de la efemérides, o quizás por ella, los nervios y los rituales de las horas previas son los justos. Si algo abunda es la naturalidad.

10 HORAS
Es sábado. No toca partido, porque una de las pasiones de Nandi es el voleibol. Es un respetado entrenador del club con más tradición en la ciudad, el Amigos de Cádiz, que forma a jugadores desde cadete. «Hoy no hay partido. Alguna vez me ha tocado uno cuando tenía que cantar en el Falla. Y no ha pasado nada. Por la mañana se va al partido y, luego, al teatro». No es el caso, así que su único ritual, en un sábado plácido, es el de la prensa. Compra varios periódicos, entre locales y nacionales: «Me gusta la prensa, sin embargo no soy mucho de seguir el concurso por radio o tele». En el quiosco frente a la Audiencia Provincial es un habitual. Le saludan con mucha cercanía.

13 HORAS
Funcionario del INEM y vecino de la zona más discretamente playera de la ciudad (Santa María del Mar) admite que le gusta pasear junto al mar los días que actúa. «Te limpia la cabeza, te vacía un poquito, te prepara». Encima, ayer salió uno de esos días de primavera que suele regalar el febrero gaditano. Hasta se queda mirando a una docena de surferos. A la vuelta, cerveza sin alcohol. «Cero-cero», le insiste al camarero.

16 HORAS
Una comida familiar, «aunque mi mujer se pone más nerviosa que yo» y caminito del colegio Carlos III. Los coros empiezan muy pronto a vestirse y maquillarse. Son 40. «Creo que va a ser muy visual, un coro divertido para ver, con un popurrí muy musical. Ya no son los nervios de hace 25 años, pero…».