UN DÍA CON... ÁNGEL GAGO

18 horas en planta y con un cuchillo en las manos

Ángel Gago, uno de los cuarteteros más populares, suele trabajar desde el amanecer cada día que actúa en el Falla y ayer no fue una excepción

Por  3:12 h.

 

Desde el amanecer está en el tajo (o pegando tajos) aunque es sábado. Está acostumbrado. De hecho, le ha tocado trabajar «la inmensa mayoría de los días que tocaba actuar en el Falla». No lo lamenta. «Prefiero descansar al día siguiente de la actuación». No hay nervios ni supersticiones ni citas especiales. Ángel Gago, uno de los intérpretes más populares y valorados del cuarteto en los últimos años trabaja en la carnicería de El Corte Inglés y cumple su horario sin la menor excepción cada vez que le toca subirse a las tablas del Teatro.

7.30 HORAS

Es la hora en la que inicia los preparativos de todos los productos que luego venderá en la carnicería en la que trabaja, hasta las tres de la tarde. Algo nervioso y toda la mañana trabajando con cuchillos: «Me pongo un guante de malla metálica». Como tantos otros intérpretes de cuartetos, chirigotas, coros o comparsas, en el trabajo resulta imposible encontarle vis cómica ni vocación artística. Como tantos otros, para compensar, para protegerse, tira más a una actitud propia de un notario antiguo de Palencia: «El trabajo es lo primero. Aquí manda el cliente y hay que dejarse de pamplinas». Hasta las tres, ni una.

16.30 HORAS

Almuerzo familiar normal, con su mujer y su hijo. Nada de verse con el grupo ni de largos ensayos especiales. «Solo intento dormir una buena siesta por varios motivos. Porque ayuda a serenarse, a despejar la cabeza. Porque me levanto temprano y porque se supone que me acostaré tarde».

19.00 HORAS

El grupo se viste en la Asociación de Cargadores Virgen de la Victoria. Hay buen rollo, es un grupo de amigos, pero con exigencia. «Si no fuera para intentar ganar, me quedaría en mi casa», admite Gago. Por eso machaca todos los detalles, comprueba que no haya ningún olvido. Eso sí, «si no ganamos, no me agobio. Además, queda la calle. El domingo y el lunes no se aceptan contratos. Eso lo aprendí del Lobe».