BASADO EN UN HECHO REAL, POR JUAN JOSÉ TÉLLEZ

El reglamento del Falla, del 17 al 26 y del laberinto al 30

Por  3:12 h.
El reglamento del Falla, del 17 al 26 y del laberinto al 30

 

La fiesta de la libertad, tiene reglamento. Y no me refiero, señores-as diputadas-os, a la democracia y a la constitución sino lógicamente al Carnaval de Cádiz, que tiene ordenanzas aunque a veces no lo parezca. Y al Concurso de agrupaciones del Gran Teatro Falla, cuyas cláusulas que impiden que los cuartetos, chirigotas, comparsas y coros que vengan al Concurso de Cádiz participen simultáneamente en otros, han puesto en la picota a la comparsa de Córdoba ‘Los molto contenti’. Descalificada por incumplimiento «muy grave» de las bases del certamen, el asunto ha provocado tanta controversia que es muy posible que lo analice el comité de seguridad de Naciones Unidas en cuanto la ONU resuelva, como es su costumbre, la crisis libia.

A los comparsistas cordobeses les hemos mandado de vuelta a la capital cultural de Europa por traernos coplas de segunda mano. Aquí, en Cádiz, somos exquisitos y queremos estrenos absolutos en los repertorios, por lo que no gustó nada que días antes de su expulsión se hubieran atrevido a cantar en su tierra. La ola de moralidad carnavalesca que nos invade está dispuesta a acabar con la promiscuidad de las agrupaciones. De entrada, ya no hay ninguna de Cádiz-Cádiz que por esa regla de tres se haya atrevido a cantar en el concurso del Carnaval Colombino de Huelva, que ahora se lo disputan agrupaciones cordobesas, sevillanas y onubenses.

Del 17 al 26 y del laberinto al 30, en este extraño juego de la oca que condena al pozo a quien incumpla la ley. La norma favorece el chivatazo: dos coros gaditanos, ‘La plaza de los colores’ y ‘¡Qué fresquito lo tengo!’ se disfrazaron de acusicas y dieron el soplo de que esta comparsa y el coro ‘Los mon amour’, todo un ejemplo de cómo el tango rivereño de Puerto Real llega hasta la ciudad de los califas, habían puesto los cuernos a su amante Cádiz con su legítima Córdoba. El Jurado, que por primera vez en su historia preside una mujer ejemplar, María Victoria Smith, no quería jugar a policías pero se vio obligado a hacerlo cuando le aportaron un motocarro de pruebas y evidencias que le hicieron llegar a través de la Asociación de Coristas Gaditanos. Para burlar la legislación vigente, más de una decena de agrupaciones forajidas se han cambiado de nombre pero con el mismo atuendo y cancionero que presentaron en el Falla. Parece que la Interpol anda ahora tras su pista. Ríete de tú de la Operación Malaya esa.

¿Cádiz busca el monopolio o reducir el coñazo de cuartos de final y semifinales? Eso es lo que se pregunta, en el fondo, la Asociación Malagueña de Autores de Carnaval ya se descolgó del Concurso del Falla en otoño, a partir de que se conociera la existencia del controvertido artículo 17.7, que especifica que «las agrupaciones inscritas en el Concurso Oficial no podrán participar en ningún otro concurso mientras dure su participación en el COAC». De no ser así, se les aplicarían los artículos 26.1.3., donde se fijan las faltas muy graves, y 26.2.3., relativo a sanciones, si el jurado se hubiera percatado de ello, lo que no ha ocurrido finalmente puesto que en el artículo 26.3 se especifica que «las sanciones se comunicarán por escrito por parte del presidente del Jurado al representante legal de la agrupación que cometa la falta, dentro de las 24 horas siguientes a la actuación fijada. Igualmente y en el mismo plazo, se hará pública la misma». Y como el jurado no estuvo atento a la jugada, practicamos el viejo arte de la delación: «No somos detectives», alega con razón la señora Smith. Pero la Facultad de Derecho de la UCA ya está pensando en abrir un departamento específico sobre legislación aplicada al Carnaval de Cádiz. Se está pensando en una cátedra que quizá pudiera dirigir Baltasar Garzón, actualmente en horas bajas, pero que ha sufrido en su propia piel el innoble arte del chivatazo.