BASADO EN UN HECHO REAL, POR JUAN JOSÉ TÉLLEZ

El Canijo de Carmona, o la globalización del Carnaval

Por  9:49 h.
El Canijo de Carmona, o la globalización del Carnaval

¿Para cuándo el nombramiento del Canijo de Carmona como hijo adoptivo de Cádiz? Ya estamos tardando, miarma. Si la chirigota de un sevillano fue capaz de ganar el concurso de agrupaciones en 2005 con ‘Los que salimos por gusto’ y puede hacerlo este año de nuevo con ‘Ricas y maduras’, Cádiz entero debe posar para la rendición de Breda. Ya veo un busto suyo al otro extremo de La Caleta en donde está el de Paco Alba: en la calle Antonio Burgos sería lo suyo. Sin embargo, el caso de Antonio Pedro Serrano, hijo del castizo barrio de Parque Alcosa en Sevilla y vecino de Carmona desde que se casó con una vecina de dicha localidad, no es el único, ni el primero de los extraterrestres de Cádiz que abduce a ese público casi siempre tan exigente y tan difícil que seguramente cree que en La Viña existe un RH propio o un cromosoma que dispone en exclusiva a sus vecinos hacia el cuplé, las camisetas de tirantes, las tapas sobre papel de estraza y las batas de guatiné.

Cádiz tuvo siempre un hinterland, una zona de influencia que abarcaba fundamentalmente Puerta Tierra, La Isla y los Puertos y si acaso llegaba en bicicleta o en tranvía hasta Chiclana, que era, como su propio nombre indica, la frontera de un mundo exótico que quedaba en el Ponto Euxino de la Bahía. La televisión y la democracia inocularon, sin embargo, el virus del Carnavalde Cádiz y esto empezó a globalizarse mucho antes que los créditos basura: el día en que el cuarteto de Rota ganó en el Falla y renovaron el género tendríamos que haber sabido que, más temprano que tarde, nos darían sopas con onda los romanceros de Illinois o de Wisconsin. Tiempo al tiempo.

Pero el día en que la chirigota ‘Cine Cómico’ de Algeciras se coló en la Final y salió por la tele, ya nos hizo presagiar de que Cádiz había perdido el monopolio de la Carrera de Indias de la chispa y la Casa de la Contratación de la Guasa. De ahí a que el Campo de Gibraltar reclamara la novena provincia, solo hubo un paso. Así que el día, esto es más improbable, en que Jerez se tome en serio el Carnaval, sería cosa de ir pensando en ubicar la Diputación en el Gallo Azul o en la Real Escuela de Arte Ecuestre.

Desde aquellos entonces, hasta ahora, han llovido agrupaciones desde los cuatro puntos cardinales de Andalucía, pero también desde Murcia o Castilla La Mancha. La Fundación Gaditana del Carnaval, a este paso, tendría que preocuparse de por qué no se inscriben en el concurso agrupaciones de Nueva Zelanda o de Australia: qué buena comparsa harían Los Maoríes, qué coro el de ‘Los Aborígenes’, qué gran chirigota ‘La Cangura nos la pone dura’. Este año, al menos, les ha dado fuerte a los de Cantabria que queda casi tan lejos como las antípodas; aunque bien pensado lo mismo se trata tan sólo de familiares de Teófila Martínez o de Alfredo Pérez Rubalcaba que vienen a verles desde Santoña. Quizá por ello El Canijo de Carmona haya vestido a los suyos de kiwis escatológicos, de piñas coladas en una formidable macedonia, para venderlas al primer montañés que las compre. Hijos de fruta, qué buenos son. Con ellos, sin duda, otro Carnaval es posible.