Un coro de todas todas

La calle del arte se reivindica a sí mismo sobre las tablas del Falla

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Que no le quepa duda a nadie de que El coro del arte es un coro
auténtico, y de los mejores que han pisado el escenario este año, por
mucho que algunos quieran negarle esa legitimad por el hecho de no
repetir un esquema invariable durante décadas.
Son un coro por muchas razones, pero sobre todo porque cantan un tango que quitan las tapaderas del sentido y que muchos de los que los critican, a buen seguro que envidiarán por su frescura y capacidad de renovación, algo de lo que precisamente esta modalidad ha pecado siempre por defecto.
De hecho, y después de una dinámica y muy rítmica presentación, han dedicado su primer tango a defender su identidad corista, exigiendo respeto a los que los han criticado, “así que pido respeto, que está sonando su majestad” ; tango que por cierto ha sonado gaditano como el que más.
El segundo, una letra muy sensible, marca de la casa Sevilla Pecci, dedicada a un abuelo “que se siente padre gracias a su nieto”.
El primero de los cuplés dedicado a los seguidores de las agrupaciones, “los de Quiñones son quiñonistas…” para terminar diciendo que aunque a ellos les escriba Sevilla Pecci, no piensan ser “sevillistas”. El segundo, algo más flojito, pero con un estribillo que ha encantado al público que lo ha repetido con ellos.
El popurrit, muy dinámico, muy musical y movido, muy bien aceptado por el público que lo ha aplaudido a rabiar.
Estupendo pase el de este CORO.