Lleno en la Catedral

El coro de Julio Pardo y Antonio Rivas levanta el telón de la segunda sesión de semifinales

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Inmenso, como no podía ser de otra forma, el coro La Catedral ha
perfumado de incienso el Falla y ha recolectado numerosas “limosnas”
para su proyecto de llegar a lo más alto de los cielos carnavaleros.
“Me tendrás cuando me quieras, pero en pago te exijo que me defiendas”, pisando fuerte en el primer tango y criticando a aquellos que les llaman peseteros y luego siempre cuentan con su agrupación para todas las obras benéficas. En el segundo, un homenaje a los padres de familia humildes y honrados como el suyo, que “son tan santos como pueda ser el Santo Padre”. El público, muy animado después del sermón de introducción a los tangos, acompañó con palmas de entusiasmo los punteados.
Toquecito a Jerez en el primer cuplé, pero sin mala intención, con la inocencia propia de estos hombres de iglesia; más suavito el segundo, para no agraviar al altísimo, con un estribillo coreado por el patio de butacas.
El popurrit, para variar, un alarde de voces y ritmos, con clase práctica para comer erizos incluida,  aunque vuelve a llamar la atención el hecho de que la música no sea de la propia agrupación, como ha venido siendo tradicional en este Coro.