Salvemos la Paduana

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Cádiz siempre ha sido una ciudad con andancia (proclive, en palabras finas) a las cruzadas…quizás por eso los peperianos obtengan aquí buenos resultados, sobre todo ahora que capitaneados por los patriotas Pizarro y Aguirre van como a reconquistar América…en colaboración con la Inquisición y Zaplana y Acebes, que son como los hermanos Pinzones. Aznar, que es más antiguo, hace el papel de Pío Cid (Mio Cid, pero en versión pajarito). La última cruzada gaditana es la de La Aduana a la que un grupo de animosos gaditanos quiere ahora salvar de la piqueta y se reúnen y se cartean descubriendo en el edificio miles de virtudes jamás descubiertas antes. El edificio es el bello escondido. Nadie, hasta ahora, se había dado cuenta de que es más virtuoso que el monaguillo que le ayudaba en las misas al Papa Pío Nono, que tiene nombre de durse. Yo, en esta versión minimalista del repello, quiere acordarme de los marginados de la copla y por eso hoy denuncio que hay otra héroe, otro monumento del que nadie habla y que también han medio matado acosada por el modernimo mal concebido y la globalización. Me refiero a la manta paduana, muerta en silencio ante la implacable ascensión del edredón nórdico. Nadie ha recogido firmas por La Paduana, que dicho así, la Paduana, parece más bien que estemos hablando de una cantante de opera. Todo el mundo calla cuando seguro que paso horas y horas bajo ella durmiendo.
La Paduana, que jamás necesitó fundas para parecer bella como el nórdico, desaparece sin que nadie le cante pasodobles ni recogan firmas para solicitar su mantenimiento. Es uno de los grandes enigmas de este mundo y otro…¿cómo está tan moreno Javier Arenas? ¿Se habrá dado un tinte?