Los miradores de ombligo

No existe en el mundo un pueblo como Cádiz que le guste tanto recrearse en el álbum de fotos de su historia

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Es un momento horroroso porque no hay salvación. Qué
excusa se puede poner para evitar ver un álbum de fotos. Me duele la
cabeza…pues no haber venido de visita. No me he traído las gafas,
gran fallo estratégico porque las tendrán en cdrum y te las enseñarán
en el televisor, además en grande y verás a Bamby en sus 100.000
mejores posturas.

Pues en Cádiz parece que a cada gaditano cuando nace,
viene inmediatamente de visita un miembro invisible de la Asociación
del Ombligo Gordo que le entrega al chiquillo un álbum de fotos con los
mejores momentos de Cádiz: 3000 mil años de gloria y una década de
jubilación se podría llamar el volumen. Nadie se da cuenta de la
visita. Es como un fantasma, como una versión digital de esas maris
resucitadas del barrio de La Viña de las que salieron del bote. En dos
minutos el gaditano tiene encima de su mesita de noche el álbum y lo
enseñará miles de veces a lo largo de su vida.

La primera foto a comentar siempre es la misma. Una
en la que aparece el fenicio Macario el fundador que, más que poner la
primera piedra de Cádiz, lo que hace es vender el primer pack de tres
calzoncillos por el precio de dos. Los fenicios yo creo que no fundaron
Cádiz lo que fundaron fue el Piojito y lo situaron en aquella isla
porque por entonces no existía la Barriada de la Paz. Siempre me los he
imaginado poniéndole la etiqueta del cocodrilo a un yersi que le habían
comprado a precio de paños de cocina a un mayorista egipcio y
asegurando una y otra vez que el cocodrilo es tan auténtico que no se
acerque usté mucho que da bocaos.

Yo no sé que opinara usted pero los fenicios tenían
que tener muy poca vergüenza y por eso nos gustan tanto. Entre los
genomas del gaditano siempre hay uno fijo, sea hombre o mujer, que es
el de la poca vergüenza. Al natural de Cádiz se le da ese rasgo por
hecho y si un día un actor se pone malo y el director pregunta entre el
público quien es capaz de hacer de Sancho Panza, uno levantará la mano.
El director sólo hará una pregunta: ¿De dónde eres, mushasho? y si dice
que es nacido en la cuna de la gracia y de la sal pues todo el mundo se
quedará tranquilo y Sancho Panza contará hasta el chiste de los
garbanzos de Paco Gandía, para colmo montado en burro.

Ser de Cádi y malaje es un problema. A mi me pasa
mucho. Llegas a cualquier sitio te presentas y en el momento que tu
interlocutor te dice …ah, de Cádi, se cree que tú, de debajo del
abrigo te saca inmediatamente una peluca, un tambó y te pone a cantá
cuplés. Y entonces, cuando el tío ve que eres igual de malaje que él,
te ves obligado a explicar que naciste en Puerta Tierra y de ahí tu
soserío.

La segunda foto que siempre enseña el gaditano es la
de los romanos…pero no los del Ecce Homo, lamentablemente
desaparecidos, sino los de Julio Cesar. La civilización más importante
de la historia tuvo que pasar por Cádiz…de lo contrario no hubiera
aspirado a ello. En verdad, los romanos eran tan listos porque comían
garum, que era como el adobo de antes de Cristo y que es un poco el
antecedente de las latas de atún de Barbate por la que tanta devocion
tenemos los que somos de comé.

Y ya entramos en el comercio de las Indias que tantos
tipos de coros han traído. Aquí el único problema es el final de la
historia en la que Cádiz termina derrotada por Sevilla que se lleva los
barquitos llenos de oro y aquí más que se quedan los tomates…y bien
que los aprovechamos porque Cádiz es la cuna de la piriñaca. ¿No sé
pueden hacer muchas mejores cosas con un kilo de piriñaca que con un
kilo de oro?

Pero la foto preferida del álbum, donde el gaditano
más se recrea y casi levita es con la foto de los franceses quedándose
a las puertas de Cádiz, llamando a la puerta y sin poder entrar.
Cuantas veces habremos enseñado las fotos de las gaditanas haciéndose
tirabuzones con las bombas que tiran los fanfarrones…Lo que nunca
hemos contado es que con tanto peso a las gaditanas le llegaban los
pelos hasta los pies, con lo que serían una versión femenina del Yeti
de las nieves.

Qué nos gusta esa frase de que los gaditanos, con dos
cañones rechazaron al francés, cuando el resto de España, incluidos los
catalanes y Jerez, habían caído ante los gabachos. Toda esta historia
sólo tiene un inconveniente y es que a los franceses también se les
resistió San Fernando…y eso siempre nos ha hecho un poquito de
sombra. De todos modos advierto que San Fernando nos gana en muchas
cosas más, el cazón en adobo y las papas aliñás.

Lo ideal hubiera sido que Napoleón se comprara al
final un partidito en Cádiz y ya hubiéramos completado la leyenda de
que todo el de fuera que llega aquí termina siendo atrapado por los dos
brazos del Balneario de la Palma.

Podríamos enseñar muchas más fotografías del álbum.
Hablar de la Catedral, del muelle, de los gloriosos astilleros, pero el
café esta frío y el del álbum amenaza con ir al freidor, comprar medio
kilo de chocos y enseñarnos el vídeo de una excursión que hicieron al
Tempul de Jerez….Sale hasta el hipopótamo disfrazado del teniente
Canon…que antiguo, Dios mío.