Los dos carnavales de Cádiz

... Crónicas repelladas (versión minimalista)

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El pirindoleo del Falla se abre ya con un homenaje, como si Cádiz fuera una gran peña en la que el máximo tesoro que se otorga es una placa y un hombre es más honorable cuanta más alpaca tiene en el tercer estante del mueblebar. Frente al plaquismo de ducha, la trimilenaria inventa el plaquismo peñista. Esta ciudad es otra desde que la ilumina el pebetero de la plaza España.  Y luego el alcalde de San Fernando, ¿aonde va coóne?, con su coro, como si el Falla fuera la aldea del Rocío y la agrupación fuera a presentarse ante la hermandad matriz de Almonte. Ahora está de moda que las autoridades vengan con los grupos de su pueblo, más que faltaba que el alcalde de San Fernando trajera una cesta de bienmesabe y ofreciera una olorosa ofrenda delante del cuadro del Batato situado a la derecha del escenario, mientras que las ninfas lloran constreñidas y Vicente Sánchez, el gran concejal de fiestas, blande el pendón de Cádiz al viento. En fin, que cada día esto huele más a juegos florales, a fiestas típicas y menos a cachondeo y Carnaval. Ya lo único que falta es que a algún pirindolo de Cádiz se le ocurra premiar al mejor tango a la familia…como Dios manda. Baldasano,