A Trebujena

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Siempre me ha caido bien
Trebujena. Cuando el Carnaval estaba prohibido por todos lados por
voluntad del que tenía nombre de día libre, que paradoja, por alli
algunos valientes se atrevían a salir disfrazados con cuatro ropas
viejas o con el abrigo de la bisabuela todavía guardado en un ropero,
nuevo, porque esos abrigos de las bisabuelas más que salían para los
entierros.

Trebujena tiene espíritu carnavalesco
porque cada año escriben cuplés pero con trompitos cuando celebran,
para bendecir los nuevos vinos, la fiesta de los garbanzos como
conejos, un guiso de gran poca vergüenza y mucha hambre porque el
conejo no aparece por ningún lado, se quedó en la madriguera y los
garbanzos pues llegan viudos al jolgorio, pero bien arreglaitos de
comino. Los nombres de las más de cien peñas que se presentan al
certamen para elegir al cocinero de la Villa, llevan nombre de lo más
carnavalescos y aquello pues se parece mucho a un domingo de coros,
pero sin coros, con mucha gente conviando a papas aliñás, que es la
mejor conviá del mundo.

Pero Trebujena no sólo escribe cuplés y el otro día hizo el
pasodoble más bonito que se ha cantado este año y es que un grupo de
militantes de IU, lo que antes se llamaba los comunistas, pues se
metieron en la iglesia de la Purísima porque se les quemaba el templo
y, cubiertos de sábanas, se atrevieron a ir para dentro para salvar las
imágenes… alguno incluso era la primera vez que entraba en una
Iglesia. Tenía que ser en Trebujena donde se firmara esta copla que
indica muy a las claras como han cambiado los tiempos y cuanto de lejos
están ya los rencores que algunos se empeñan en querer prender con
antorchas de fuego. Los comunistas salvaron a la Purísima de quemarse
pasto de las llamas. Qué Tino Tovar escriba un pasodoble.