AQUEL MARAVILLOSO AÑO... 1996

«Fue muy bonito compartir la dirección del coro con Jesús Monzón»

El corista José Luis Fatou Rodríguez, ya retirado, cree que el espectacular tipo de 'El chichibolo' fue una de las claves de su éxito

Por  2:50 h.
«Fue muy bonito compartir la dirección del coro con Jesús Monzón»

 

Normalmente, los comienzos de las historias hermosas se idealizan en la mente de sus protagonistas. También a menudo los finales quedan grabados en la retina como un momento amargo. Pero no es el caso de José Luis Fatou, para quien el final de su carrera carnavalera, al menos hasta el momento, resulta ser uno de los más bonitos recuerdos que guarda de sus muchos años sobre las tablas. Este corista de raza apenas duda a la hora de elegir el que para él fue su mejor año en el Carnaval de Cádiz. «1996, con el coro ‘El chichibolo’», asegura.

-¿Por qué guarda un recuerdo tan grato de esta agrupación?

-Por muchas cosas. Ese fue el año de mi despedida del coro de La Viña. Tuve la suerte de compartir la dirección del grupo con Jesús Monzón, tristemente fallecido. Fue una experiencia muy bonita, sobre todo recuerdo que hubo una gran unidad en el grupo y eso se tradujo en la gran aceptación que tuvimos.

-Y sin embargo no fue suficiente para que usted siguiera en activo como corista…

-Sí, porque la vida son ciclos y yo ya llevaba casi veinte años ininterrumpidos, además con responsabilidad, algunos de director y compaginándolo además con la presidencia de la Peña La Salle-Viña, que es lo que da su identidad especial a esta agrupación. Llegó un momento en que los ensayos se convirtieron para mí en una carga y al no disfrutarlos, aunque estaba en forma, comprendí que era el momento de colgar las botas.

-¿Cuál fue la clave del éxito de ‘El chichibolo’?

-Era un coro que reivindicó lo que tanto éxito nos había dado: la temática infantil. El tipo, que como todos los que ha sacado el coro de La Viña era de Manolo Torre, era de un muñeco clásico. Sólo viendo la puesta en escena ya era todo un espectáculo. Ya llevábamos varios años yendo al Concurso con tipos clásicos y creo que el disfraz fue uno de los argumentos clave para ese tercer premio que conseguimos. Cuando una agrupación impacta nada más abrirse el telón ya tiene mucho ganado.

-En los últimos años el coro de La Viña se ha visto fuera de las finales. ¿Qué ha pasado?

-El coro ha caído en un socavón porque las cosas son así. Ya tiene 35 años de vida y hay mucha gente que se ha ido. Antonio Martín le dio su sello particular con la música de los tangos, pero dejó de escribir para el coro y ese ciclo se terminó. Es fundamental que un coro mantenga la línea de su autor, sobre todo en la parte musical, y eso es lo que en los últimos años le ha fallado a La Viña, que se ha visto un poco huérfana de un autor que le dé estabilidad. En todos estos años, el coro se ha apoyado también mucho en las aportaciones que hemos ido haciendo los propios componentes y hay veces que la cosa está mejor que otras.

-¿Qué opina del estado de salud de la modalidad en la actualidad?

-Ahora mismo hay cuatro o cinco coros que tienen mucha diferencia con respecto al resto. Echo de menos que haya más competencia, más grupos que puedan dar la sorpresa y meterse en la lucha por los premios.

-¿No le pica el gusanillo de volver a la batea?

-Hoy por hoy, no. Después del coro estuve saliendo algunos años en la calle con Paco Rosado y he colaborado con varios medios de comunicación. Con eso me conformo.