EL BLOG-CUÑANO

Pasodoble & Cuplé

Al pasodoble se le pide compás, ‘pellizco’, voces acopladas, todo esto dentro de una cadencia armónica

Por  7:47 h.

Risa y llanto, tragedia y comedia, sentimiento y emoción… son algunas de las sensaciones que podemos encontrar  tras oír o sentir una copla de carnaval y más concretamente un pasodoble o cuplé. A pesar  de que otras composiciones forman parte de un repertorio carnavalesco, hoy me centraré en estas dos obras, a las que considero, haciendo un símil futbolero, el Messi  y el Cristiano del Carnaval.

Según sea comparsa o chirigota, pasodoble y cuplé respectivamente alcanzan una importancia vital dentro de estos grupos, llegando incluso a ser la diferencia más notable para aquellos que tratan de elegir a un ganador. Pasodobles y cuplés evolucionan de tal forma por parte de sus creadores, que en muchos casos, y aunque suene extraño, lo que hacen es involucionar. Al pasodoble se le pide compás, ‘pellizco’, voces acopladas, todo esto dentro de una cadencia armónica. En definitiva, lo que  aquí llamamos «principio, trío y final», que lo hacen genuino y diferente a cualquier otra ‘canción-pasodoble’ que se escucha últimamente. El cuplé, por su parte, también ha variado en estructura en los últimos tiempos, ralentizando su ritmo a forma acuartetada, dividiéndolo en dos para introducir una especie de estribillo que repita o recalque una gracia suscrita al tipo, o forzando un parón intermedio con un chiste que habitualmente tiene más gracia que el propio final.

Pasodobles y cuplés se baten día a día en cada función de esta batalla de coplas que es el Concurso de agrupaciones y que a la larga, según haya sido el nivel de éstos, nos servirá para evaluar si ha sido un año mejor o peor a los anteriores. Ni que decir tiene que tanto a uno como a otro se le antoja una complejidad enorme en su creación y que no está al alcance de muchos, pero si echamos la vista atrás, en los últimos años parece que el pasodoble le está ganando la partida al cuplé, siendo más frecuente la aparición de un buen pasodoble que impacte y perdure en la memoria del aficionado, que la de un cuplé, que por ingenio y gracia, se nos quede grabado para siempre. Aun así, sólo me queda decir que yo soy de ‘cuplé’.